EL pasado 1 de junio, Jorge Sampaoli asumió oficialmente el cargo de seleccionador de Argentina para cinco años, hasta el Mundial’2022 de Catar, tres días después de que la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) llegara a un acuerdo con el Sevilla, club con el que tenía contrato en vigor, para romper esta vinculación a cambio de 1,5 millones de euros. Se consolidaba así un rumor que se arrastraba de hacía varios meses y que comenzó a tomar forma cuando Edgardo Bauza, su antecesor al frente de la albiceleste, fue despedido el 11 de abril.

Los dirigentes de la AFA, con su recién elegido presidente Claudio Chiqui Tapia, se decantaron por Sampaoli con el visto bueno de Lionel Messi y Javier Mascherano, los capos de la selección. En cambio no tuvieron en cuenta la opinión de las vacas sagradas del fútbol argentino, los dos técnicos que alcanzaron la gloria de ganar un mundial, César Luis Menotti en Argentina’78 y Carlos Bilardo en México’86, y desde luego el incontinente Diego Armando Maradona, el dios del balón.

Con la puñalada trapera que le han metido en un costado las egregias figuras del fútbol argentino, se puede decir que la carrera de Sampaoli comienza a declinar cuando apenas ha comenzado su andadura. Menos mal que tuvo un debut convincente, ganando a Brasil el pasado 6 de junio con un gol de Gabriel Mercado, si bien se trataba de un encuentro amistoso, en Australia y con la destacada ausencia de Neymar, por ejemplo, en la canarinha.

Tras este partido, Menotti al menos tuvo un detalle con el exentrenador del Sevilla. “Me gusta su planteo de juego” ante Brasil, dijo El flaco. Pero ese fue el único gesto amable que deslizó en las declaraciones que hizo el pasado martes en un programa de televisión. “Sampaoli ha llegado oscuramente a la selección y esto no es bueno. Vino a Argentina y no podía firmar el contrato. Esas cosas le quitan autoridad”, manifestó el exentrenador del Barcelona cuando Maradona militaba en el club azulgrana, entre 1982 y 1984, coincidiendo con la última época dorada del Athletic.

Menotti mostraba así su crítica a cómo se llevó a cabo la contratación de Sampaoli, un técnico que antes de fichar por el Sevilla, al mando de Chile, ganó la Copa América en 2015 venciendo en la final precisamente a Argentina, gesta que repitió al año siguiente en la Copa América Centenario disputada en Estados Unidos.

En algunos círculos no sentó nada bien que este discípulo aventajado de Marcelo Bielsa negara cualquier negociación con la AFA, porque era un secreto a voces. Allá por finales marzo ya se especulaba con Sampaoli, dada la zozobra de la albiceleste bajo el timón de Edgardo Bauza en la fase de clasificación para el Mundial de Rusia’2018 tras una nueva derrota y ante la modesta Bolivia.

el desprecio Preguntado entonces al respecto, Carlos Salvador Bilardo exclamó: “Si Sampaoli viene a Argentina, me tomo un barco y me voy a Uruguay”. De momento, el seleccionador que ganó el Mundial de México’86 y quedó segundo en Italia’90 en el esplendor de Maradona no ha cumplido con su bravata.

El ataque de Bilardo, antecesor de Sampaoli en el Sevilla y autor de aquella lamentable expresión (“pisalo, pisalo”, en un partido ante el Deportivo, en febrero de 1993), fue realmente cruel. “No sirve para nada”, afirmó, para luego añadir: “Sampaoli no vale ni como entrenador ni como persona”. Bilardo puso la guinda a su baladronada añadiendo que si medró en su carrera de entrenador fue gracias a su relación con algunos jugadores.

Sobre Sampaoli, además, se cierne un recelo que abunda en el mundillo futbolístico: como jugador no llegó a nada, como si la ausencia de una carrera medianamente reconocida fuera contraproducente para hacerse cargo de una plantilla.

Ese ha sido el caso de Maradona, solo que a la inversa. Un genio con el balón en los pies y un rotundo fracaso como entrenador, según demostró cuando dirigió a la Argentina en el Mundial de Suráfrica’2010 o en el Al Wasl de Dubai, donde no duró ni un año. El pasado lunes, el Pelusa dijo: “A Sampaoli le tirás la pelota y te la devuelve con la mano (porque no sabe darla por el pie). No fue buen jugador y no es buen pensante”. Después criticó el sueldo que le habían puesto, que tenga ocho ayudantes, según él, e incluso afirmó que la lista de jugadores para los amistosos contra Brasil y Singapur se la hizo Juan Sebastián Verón, que ahora ejerce de presidente del Estudiantes de la Plata.

Las vilezas de Maradona fueron de tal calibre que además acusó a Sampaoli de haber dejado al Sevilla “en la puerta del cementerio”.

Claro que todo esto lo dice con una carga de rencor digna de mayores empresas una eminencia de los banquillos, según se deduce de su actual desempeño como entrenador del Al Fujairah Sport, un club de los Emiratos Árabes Unidos que juega en un estadio de Dubai con capacidad para 5.093 espectadores.