vitoria -Este potente zurdo fraguó su amor por la pelota en Zaramaga, “perdiendo el tiempo” entre los frontones vitorianos. Ahora, Iker Gereta (Vitoria, 1981), continúa ligado a su gran pasión desde la Federación Alavesa de Pelota, que preside desde el pasado mes de diciembre, y lo hará como mínimo hasta 2021. Gereta cuenta para DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA cómo está llevando el cargo hasta el momento y cuáles son sus objetivos de cara al futuro.

¿Cómo valora sus primeros seis meses en la presidencia?

-Ya tengo el funcionamiento bastante cogido. Ahora hay que empezar a cambiar cosas que antes no se hacían y a dirigir la Federación.

¿Cuál es la principal meta que persigue en su mandato?

-No queríamos seguir la línea del anterior presidente, Fernando Palacios, porque no somos continuistas ni lo hemos sido nunca, pero eso no significa que critiquemos su labor. El objetivo es aumentar el número de pelotaris inferiores a 14 años.

¿Cómo pretenden hacerlo?

-Tenemos que librar una lucha importante para lograrlo. El primer paso es que los chavales aparquen los videojuegos y los móviles y se interesen por el deporte. Pero dentro de éste tampoco lo tenemos fácil por el fútbol y el baloncesto. Conseguir que los pequeños prefieran el frontón frente a otros deportes y se acerquen al mundo de la pelota es complicado. Otro de los grandes males es el tema de las manos y del material. Muchos abandonan esta afición cuando pasan a la pelota dura. Para los casos que sufren mucho por las manos queremos lograr que se reubiquen en otras disciplinas, o que se conviertan en monitores, directivos o jueces. Que no dejen el mundo de la pelota. El objetivo no es que haya más pelotaris, sino que la afición al mundo de la pelota crezca. Que no se vayan del frontón, aunque no puedan jugar.

¿Y sus objetivos a largo plazo?

-Estaría bien lograr equipararnos en número de efectivos a Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya. Eso sería insuperable, pero es el objetivo que hay que tener. Que no seamos la cenicienta de la pelota. La Rioja tampoco nos tiene que ganar, que es una región que nunca ha tenido mucha afición, pero que en los últimos años ha sufrido un boom y también nos ha superado.

Háblenos de la pelota femenina...

-Hoy por hoy tenemos bastantes fichas de jugadoras de pala, además de unas pocas de cesta punta y otras a mano. Puede que la pelota femenina haya sido la gran olvidada, pero las chicas se están empezando a animar y dentro de muy pocos años vamos a tener unas cuantas muy importantes. El número de jugadoras está aumentando de manera exponencial. ¿Hay mucha actividad pensada para este verano?

-La actividad federada tiene un parón desde las fiestas de Vitoria hasta septiembre, aunque en los pueblos se sigue jugando. Como Federación, el día 9 de agosto se pone punto y final a la temporada y se vuelve en septiembre.

¿Cómo está gestionando la relación entre los clubes alaveses?

-Siempre puede haber algún pequeño problema, pero desde que estamos aquí hay muy buena sintonía. Les hemos dejado claro que vamos a trabajar por la pelota, igual que ellos. De momento estamos teniendo buenas sensaciones con todos, y entre ellos tampoco hemos visto rencillas importantes. De momento me están sorprendiendo gratamente.

En el ámbito personal, ¿cómo le ha cambiado la vida ser presidente?

-Lo llevo bastante bien. Quizás lo más importante es que ya no tengo tanto tiempo libre como antes para hacer mi vida privada, pero esto lo hago con muchas ganas y no me importa perder el tiempo en el frontón. Lo he perdido toda mi vida (risas). Siempre he metido muchas horas, ya sea por mí mismo o hablando con otros. Como suele decirse, sarna con gusto no pica.

A sabiendas de que acaba de empezar, ¿renovaría en 2021?

-Hoy por hoy estoy a gusto, pero sí que creo que debería meterse otra persona de nuestra junta dentro de cuatro años, aunque yo siguiera trabajando en ella. Creo que es bueno cambiar por lo menos el nombre del presidente, aunque sea una tontería, por no dar una sensación de estancamiento. Si no se presentara nadie sí podría hacerlo yo, porque de momento estoy muy conforme en el cargo, pero en tres años pueden pasar muchas cosas. Las ganas, desde luego, las tengo.