París - Garbiñe Muguruza siente ya la cercanía de la segunda semana de Roland Garros y empieza a elevar su nivel de juego para avanzar rondas. Ya está en los octavos de final por cuarto año seguido después de eliminar ayer a Yulia Putintseva en dos sets y lograr su décima victoria consecutiva en el Grand Slam de la tierra. La de Caracas tardó en cogerle el ritmo al partido, como viene siendo su costumbre estos días en París, pese a que rompió el saque inicial de la kazaja, que se escapó a 3-1 favorable gracias a los numerosos errores de Muguruza. La vasco-venezolana reaccionó con contundencia hasta tener su saque con 5-4 a favor.
La correosa Putintseva aprovechó un momento de duda para igualar a cinco juegos. Sin embargo, el ritmo era ya de la campeona de 2016 que se anotó otros cinco juegos seguidos, castigando con sus tiros planos y constantes subidas a la red el saque de Putintseva, que apenas pudo sacar su mal genio habitual para ponerse en 3-2. Agresiva y afinada, Muguruza no le dio opción a más, aseguró sus turnos de sevicio y cerró el partido con un 7-5 y 6-2 en una hora y 40 minutos y 26 golpes ganadores y un 73% de puntos con el primer saque.
Garbiñe Muguruza se medirá en octavos de final a la estrella local Kristina Mladenovic que lo pasó muy mal para eliminar a la estadounidense Shelby Rogers ya que perdía por 5-2 en el tercer set que tuvo que llegar a un 8-6 para la francesa, una jugadora que pega duro y que ha dado un evidente salto de calidad este año hasta el número 14 del mundo.
Cuando la defensora del título abandonó victoriosa la pista central Philipe Chatrier, entró en ella un ciclón llamado Rafa Nadal que hora y media después había dado cuenta de Nikoloz Basilashvili. Luego, se desató una tormenta real sobre París, aunque el georgiano sintió que le había caído un chaparrón de tenis. En sus partido 100 a cinco sets sobre tierra batida, el de Manacor solo permitió hacer un juego (6-0, 6-1 y 6-0) a su rival, intimidado por la presencia al otro lado de la red de un jugador con hambre de triunfo. El partido no tuvo más historia que comprobar que Nadal no está dispuesto a hacer ninguna concesión en su camino hacia el décimo título en Roland Garros. El próximo duelo será fratricida para Nadal ya que se enfrentará a Roberto Bautista, que venció en tres sets al checo Jiri Vesely en una actuación muy sólida del castellonense: 6-3, 6-4 y 6-3. Mejor aún estuvo Pablo Carreño, que también acabó por la vía rápida (7-5, 6-3 y 6-4) con el búlgaro Grigor Dimitrov, que ha vuelto a tener un frenazo en sus resultados. El asturiano tendrá en octavos a Milos Raonic, que avanzó tras la retirada por lesión de Guillermo García-López. La mala suerte se cruzó también con el belga David Goffin, uno de los aspirantes al título, que se torció un tobillo y tuvo que abandonar también su partido ante el argentino Horazio Zeballos, que ahora se medirá a Dominik Thiem. El austriaco sigue avanzando por el torneo con mucha solvencia.