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Apagón final. Introdujo un quinteto revolucionario con Laprovittola y Ledo, dos jugadores que rindieron a buen nivel ayer y se hicieron acreedores a más minutos. Pedro Martínez le sorprendió en el tramo final con una zona 2-3 que dejó al Baskonia bloqueado en el peor momento. El buen trabajo del equipo en líneas generales quedó a la postre sin premio por pequeños detalles.

vitoria - El domingo salió cara y ayer cruz. Cuando uno tienta a la suerte y juega con fuego permanentemente, acaba quemándose en la hoguera. El Baskonia fue indultado hace 48 horas por Kuric con una buena pizca de fortuna, pero ayer sí se estrelló contra su propia inconsistencia en otro final taquicárdico presidido por una caótica gestión y el miedo a ganar. Tras recibir de Shengelia a 2,9 segundos para la conclusión, Larkin corrió raudo hacia el aro visitante en busca del milagro. Asediado por varios defensores taronjas, el estadounidense lanzó desde 8 metros con un rectificado en el aire, pero su intento a la desesperada ni siquiera tocó el aro. Fue la puntilla para un Baskonia que vio muy cerca el ansiado 1-0 y, en cambio, sufrió un aguijonazo letal de necesidad del que le costará reponerse.

Entre las múltiples indecisiones ofensivas, las pérdidas ante la zona 2-3 final planteada por Pedro Martínez y la noche gloriosa vivida por San Emeterio, otrora héroe azulgrana pero esta vez sin ninguna clase de sentimentalismos en la cancha donde inscribió su nombre con letras de oro aquel 16 de junio de 2010 gracias a un dos más uno memorable, el partido terminó con un final trágico. El Buesa Arena, inflamado por el puntilloso criterio arbitral, recibió a las primeras de cambio un jarro de agua que pone cuesta arriba el billete para una final liguera siete años después.

Tras hacer la goma durante gran parte de la noche, el Valencia Basket golpeó a las primeras de cambio donde más duele. Lo hizo sobreponiéndose con entereza a las cómodas ventajas azulgranas y con una versión colosal del alero cántabro, rejuvenecido varios años ante la impotencia de un futurible NBA como Hanga. El Baskonia tiró por la borda su buen trabajo en un deficiente epílogo donde careció de frescura e ideas con Larkin nuevamente señalado. Por culpa de una cascada de ataques mal ejecutados, regaló una victoria que saboreaba a poco más de tres minutos para la conclusión con un esperanzador 77-70.

A la postre, un inquietante 0-1 que deja un poso de amargura y como poco obligará a rescatar un triunfo de la Fuente de San Luis, una de las muchas canchas inaccesibles esta temporada para el Baskonia, cuyo rendimiento lejos de Zurbano baja muchos enteros. Si bien el cuadro alavés contrajo méritos para vivir un crepúsculo sin sobresaltos y recuperó tanto la alegría como la frescura de sus mejores días, finalmente se marchó a casa con las manos vacías. Apareció la mejor versión de un eléctrico Ledo, Ilimane brindó notables minutos a nivel defensivo y la sociedad Larkin-Shengelia desconcertó durante varias fases la defensa taronja, pero el Valencia nunca recibió el golpe de gracia definitivo pese a mostrar síntomas de vulnerabilidad. Por contra, volvió a decepcionar un Beaubois fuera de onda.

sorprendente cinco La velada arrancó a un ritmo vertiginoso y con un ritmo anotador trepidante, impropio de un pulso con tanto en juego. Sito Alonso introdujo un quinteto revolucionario con Laprovittola y Ledo que sorprendió al personal, pero ambos respondieron a la confianza de su técnico. El argentino confirmó su dulce momento, aunque en la segunda parte desapareció de forma misteriosa. Ahora mismo irradia más seguridad que el mismísimo Larkin, notable hasta su desvanecimiento final. En el caso del alero estadounidense, rápido de manos atrás, dejó constancia de sus variados recursos ofensivos y para más inri fue el artífice de la canasta que metió al equipo en la pelea.

Tras los padecimientos extremos ante el Gran Canaria, el Baskonia subió su nivel de forma exponencial en el primer asalto de semifinales. Mejoró tanto su criterio ofensivo como su intensidad atrás para mantener a raya a un Valencia Basket que comenzó a perder gas en la recta final del segundo cuarto (41-33) tras sobrevivir durante seis minutos con dos canastas en juego a cargo de Oriola y Sikma. Se las prometía fue felices un conjunto azulgrana muy mejorado respecto a jornadas precedentes, pero su esfuerzo resultó a la postre insuficiente. Un impensable cortocircuito cuando ya divisaba la meta reduce su margen de error a la mínima expresión. Sus constantes vitales están dañadas, aunque nadie debe bajar los brazos. Queda todavía mucha eliminatoria.

Una zona fatídica. Pedro Martínez colocó a sus pupilos en una zona 2-3 con 77-74 en el marcador y al Baskonia se le nublaron las ideas con excepción de un tiro liberado para Tillie. El Valencia Basket actuó con más inteligencia y sabiduría en los minutos finales.

San Emeterio, un puñal. Muchos creían que ya había ofrecido lo mejor en su carrera, pero el alero cántabro se reivindicó ayer en la pista donde pasó siete años e inscribió su nombre con letras de oro aquel 16 de junio de 2010.

Ventajas estériles. El Baskonia siempre llevó la delantera ante un visitante que hizo la goma. Sin embargo, le faltó continuidad y oficio para rematar un partido completamente ganado.

Su mejor actuación desde que está en Vitoria. Rápido de manos en los primeros instantes y con buena variedad de recursos para perforar la defensa taronja. Las faltas, su gran lunar.