Nueve años han pasado entre la primera txapela del Manomanista de Oinatz Bengoetxea y la segunda, conquistada el domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao ante Iker Irribarria. El leitzarra reeditó el título en una batalla excelsa, en una temporada para enmarcar -coronada con el título más grande del año, el Cuatro y Medio y la meritoria final del Parejas-, en la que todo parece haberle salido de cara. Poco queda de aquel pelotari de 2008, que se llevaba su primer cetro ante Abel Barriola, un paisano, en una auténtica fiesta en la que fue convidado para la cátedra y una sorpresa que se vistió todo el curso de colorado. Ganó 11-22 a un zaguero que llegaba lanzado, al superar a Patxi Ruiz y Gonzalez en dos exhibiciones. En el Atano III esperó Oinatz tras tumbar a los dos hermanos Olaizola y a Leiza. Todo le salió de cara.
Después de aquel triunfo, entre la providencia -con la fractura de dedo de 2015 mientras enfilaba en capilla la final- y la perpetua bicefalia de Olaizola II y Martínez de Irujo, rota en momentos puntuales, el excepcional sotamano de Oinatz, experto en el cuerpo a cuerpo dentro del Manomanista, no mantuvo la llama encendida. Si bien la competitividad del leitzarra le ató a los momentos altos de la cita reina, no terminó de cuajar, encontrándose casi siempre con las mismas piedras. En 2015, aterrizó en el mano a mano después de un Parejas de lujo junto a Andoni Aretxabaleta y Álvaro Untoria -el partido de Irun ante Irujo-Barriola pudo ser el cénit de su estado de forma, con 19 tantos terminados- y deslumbró. Una fractura en la mano evitó que fuera de la partida en la contienda ante Olaizola II y saltó a la palestra el tercer clasificado, Mikel Urrutikoetxea, invitado a la gloria y campeón final.
Bengoetxea VI, después de vencer en un encuentro mágico a Iker Irribarria, tiene el récord de ser el pelotari que más tiempo ha necesitado para reeditar txapela dentro del Manomanista. De hecho, salvo Julián Retegi y Atano III, en los años pretéritos, antes incluso de que se oficializara la competición, han sido los únicos capaces de destacar sobre el resto de sus adversarios dentro de la modalidad con tantos años de diferencia.
En el caso del eratsundarra, la distancia en el almanaque se amplía hasta los trece años, desde 1980 hasta 1993, en los que se impuso en once ediciones de las catorce que disputó. Únicamente fue superado por Joxan Tolosa (1989) y Ladis Galarza (1991 y 1992). “Pensaba que podría conseguir la txapela del Cuatro y Medio, pero la del Manomanista no se me pasaba por la cabeza que iba a llegar. La nueva generación para el mano a mano son perfectos. Son físicamente muy dotados. No pensaba que les iba a hacer contra”, desgranó el pelotari de Leitza a los micrófonos de Euskal Telebista.
Y es que, en la reinvención de Bengoetxea entran factores determinantes, como son la madurez de su propuesta y el eterno sotamano que desatasca partidos. El leitzarra tomó riesgos ante Irribarria, tal y como hizo ante Barriola, nueve años antes. Y, como entonces, en un calco de aquella cita, el dinero no tuvo un ápice de compasión con el navarro. Casi una década más tarde, el leitzarra supo redimirse y cuajar en el camino al Olimpo.
Otra efeméride fue la diferencia de edad entre los dos finalistas, doce años. “En el momento en el que yo debutaba, Iker apenas tenía seis años”, destaca el pelotari de Leitza. Tal distancia entre contendientes solamente se ha batido en dos ocasiones más, en la pelea de Atano III contra Miguel Gallastegi en 1948 (catorce años entre los dos) y en la de Fernando Arretxe contra Rubén Beloki en 1999 (trece años). En las dos anteriores, fue el joven el vencedor del título. Oinatz rompe récords a cañonazos, a base de tajo duro y saber estar en la cancha, en una época, 32 agostos, en la que puede presumir de su mejor estado de forma.
Iguala a su tío Bengoetxea III “Esta txapela es lo máximo”, sostiene el leitzarra, quien, a la vez de saborear por segunda ocasión las mieles del éxito, iguala a su tío, Juan Mari Bengoetxea, en el palmarés histórico de la especialidad. El tercero de la saga se impuso en dos citas consecutivas contra el vizcaíno Roberto García Ariño (1978 y 1979) y triunfó también en el Parejas (1979) acompañado por Iñaki Gorostiza ante Piérola II y Maiz II. “Para disfrutar hay que sufrir. Estoy muy feliz por la txapela, pero también con el partido que hice. Lo di todo en la cancha, peleé mucho y la verdad es que estoy el doble de feliz”, manifiesta el puntillero de Asegarce, quien protagoniza el regreso del título a Nafarroa después de los triunfos consecutivos de Mikel Urrutikoetxea e Iker Irribarria, que devolvieron la lana a Bizkaia y Gipuzkoa después de 38 y 27 años de sequía, respectivamente.
Líder del Ranking de la LEP.M Con la victoria del domingo, Bengoetxea VI se mantiene en la cúspide del Ranking de la Liga de Empresas, después de su gran curso en la élite. Así, el delantero de Asegarce, que gozará del gerriko colorado hasta 2018, posee 2.590 puntos y supera por más de medio millar a Irribarria (2.060). En el tercer lugar habita Beñat Rezusta (1.700), seguido de Olaizola II (1.130), Urrutikoetxea (1.110), Altuna III (910), Larunbe (790), Untoria (745) y Ezkurdia (640).