BAGNO DI ROMANA - ¿Cómo se siente tras un triunfo tan rotundo?

-Todavía no me lo creo, aún no le he asimilado. Es increíble. Una sensación... buff. Era la ilusión de mi vida ganar en el Giro. No tengo palabras. Cuando vaya pasando los días lo iré asimilando.

Ha resuelto el final de maravilla.

-Bingen (Fernández, el director) me ha mantenido tranquilo todo el rato. No paraba de repetirme que fuera a rueda de Rui Costa. A rueda de Rui Costa, que tienes piernas de sobra para ganarle al sprint, pero manténte a su rueda, pase lo que pase, a rueda de Rui Costa. La verdad es que ha acertado. Le tengo que dar las gracias porque me ha mantenido tranquilo y me ha dicho: Omar, no tienes nada que perder, y si eres capaz de mantener la tranquilidad vas a ganar.

¿Estaba nervioso?

-Sí. Es un Giro y te estás jugando una victoria de etapa. Los nervios estaban ahí. Sabía que estaba bien, pero era difícil. Estaba nervioso. Reconozco que la ayuda de Bingen ha sido fundamental. Estaba en la radio todo el rato tranquilizándome. De lo contrario igual hubiese arrancado antes. Me ha dicho: aguanta hasta el último momento. Simplemente pásale en la raya. Solo tienes que pasarle en la raya. Ha sido increíble. He buscado mi distancia y al pasar el cartel de 350 metros para meta he arrancado con todo y me ha salido perfecto.

En el Fumaiolo, la última cota, lo ha visto claro.

-Él (Rolland) me ha dicho te dejo, te dejo. A mí los puntos de la montaña me daban igual porque iba a por la etapa. Le he hecho la trece quince claramente, lo que pasa que le he tenido que esperar en la bajada porque pensaba que el descenso era más pronunciado. Solo no iba a ningún lado.

Se ha pasado casi toda la etapa en fuga. ¿Ha sido una locura su aventura con Landa?

-Creo que no. Eso nos ha hecho gastar un poco menos porque hemos sacado ventaja muy rápido. Esa renta nos ha permitido subir un poco más tranquilos el resto de puertos. Eso creo que ha sido una de las claves de mi victoria. Ha sido un acierto.

Igor Antón, su compañero, aseguró que tenía la etapa marcada.

-Sí. La tenía marcada desde hacía mucho tiempo. Tenía ganas, quería esta etapa. Era una etapa muy bonita y me ha salido perfecto. Era dura, pero no terminaba en alto, había que bajar y meta. En un sprint sabía que era rápido y así lo he demostrado.

¿Es esta victoria una revancha del Giro del pasado año, cuando tuvo que abandonar?

-Sí. Fue durísimo para mí. Pasé unos momentos muy malos después de mi retirada. Pero hoy -por ayer- me he encontrado bien. Era el día justo, la fuga perfecta...

¿A quién le dedica el triunfo?

-A mi familia y a mi novia, Eva, que siempre están ahí. Han sido meses duros de trabajo y ellos siempre han estado ahí. Va por ellos.