blockhaus - La reacción de Mikel Landa, tras un par de gestos de reprobación al policía que provocó la caída, fue inmediata. No perdió ni un segundo en lamentos. No es su estilo. Agarró la bicicleta y se subió a ella con celeridad. La adrenalina le ensilló de inmediato sobre su montura, que sobrevivió a la caída. Sucedió que en cuanto se atemperó el pulso, el dolor se instaló en Landa, con un fuerte golpe en el costado. De repente se quedó cojo, sin una de sus piernas. A medias. No podía pedalear y se hundió en las duras rampas del Blockhaus, que negoció como pudo. “Me he caído y me he levantado muy rápido, pero me he dado cuenta de que no podía dar pedales”, reconoció el corredor del Sky a Marca. El impacto en el costado le bloqueó el mecanismo de pedaleo en el Blockhaus. Aquello le derrotó. “He subido como he podido. Con una pierna”, explicó el alavés.
“no cabemos todos” Landa supo entonces que el Giro, tal y como lo imaginó cuando desembarcó en Cerdeña diez días atrás, había dejado de tener sentido para él, que a partir de ahora tiene que reinventarse si el cuerpo se lo permite y explorar otros territorios. Desestimada cualquier rotura de huesos, son los músculos los que están afectados en el organismo de Landa. “Tengo un golpe lateral, supongo que será muscular y ahora lo miraremos”, expuso el alavés antes de cobijarse en el autobús del Sky. “Ahora toca descansar y en la crono (de mañana) a ver si recupero un poco”, apuntó el murgiarra que, sereno, lejos de dramatizar, no cargó las tintas sobre la posición que ocupaba la motocicleta del policía en el momento de la caída, en la que se vio implicado junto a media docena de ciclistas. “Pienso que no cabemos todos. Queremos pasar todos y no se puede. Esto pasa por nosotros”, cerró Landa antes de retirarse a descansar.