Madrid - Rafa Nadal logró ayer la victoria que necesitaba para acabar de convencerse y convencer a todos de que ha recuperado su mejor nivel. Fue su particular liberación tras dos años de sufrimiento. En la semifinal del Mutua Madrid Open, el balear ganó con claridad a Novak Djokovic (6-2 y 6-4) tras hora y media en la que el ritmo del partido lo dictó. La última vez que Nadal ganó al serbio fue en la final de Roland Garros de 2014. Desde entonces, hace casi tres años, habían sido siete derrotas seguidas sin ganar un solo set. Por eso, salió decidido a espantar todos esos fantasmas porque ahora, en este tramo de 2017, es su momento. Djokovic está falto de ritmo, pero aunque los jugadores se lleven bien y se respeten, en la pista no hay perdón. Nadal se anotó los cuatro primeros juegos y desde ahí se armó de confianza para cambiar tiros. El de Belgrado carecía de la contundencia de sus mejores tiempos y cuando rompió por única vez el saque de Nadal en el cuarto juego del segundo set para poner el 2-2, inmediatamente perdió el suyo para devolver al de Manacor una iniciativa que ya no perdería. “Me he puesto nervioso porque era un partido importante para mí. Porque he perdido contra el muchas veces y siempre hay nervios por poder romper una racha como esa”, admitió Nadal tras su 50º duelo ante Djokovic. “Al final, lo que queda son los títulos, no los rivales”, aseguró Nadal antes de su sexta final del año.