BILBAO. Meroi y Benet se convirtieron ayer en el primer matrimonio que holla todos los ochomiles de las cordilleras del Himalaya y el Karakorum, y en las personas de más edad en completar la colección de cumbres más famosa del alpinismo. La pareja compartió cordada con el alavés Alberto Zerain, el vizcaino Jonatan García y los chilenos Sebastián Rojas y Juan Pablo Mohr para hollar el Annapurna, su último reto, una montaña peligrosa por sus avalanchas y poco transitada por las expediciones comerciales.
"Fue la ascensión más dura, pero también la más bonita", señaló Meroi en palabras de su hermana Leila, recogidas por el rotativo El Corriere della Sera. Meroi y Benet no solo han llevado su pasión por las montañas a las cumbres más altas del planeta sino que lo han hecho también de la manera más romántica, a la antigua usanza.
No han usado oxígeno artificial, considerado una especie de dopaje en el himalayismo, en ninguna de sus ascensiones, han prescindido de los sherpas, y han utilizado el estilo alpino, es decir, escalar con el material imprescindible y portándolo ellos mismos sobre sus espaldas. enfermedad Como todas las historias de amor, la de Meroi y Benet también ha tenido sus altibajos. La pareja se estrenó con éxito en las grandes cumbres con el ascenso del Nanga Parbat en 1998 y poco a poco fueron sumando cimas: Shisha Pangma, Cho Oyu, Gasherbrum I y II, Broad Peak, Lhotse, Dhaulagiri, K-2, Everest, Manaslu...
En 2008 sumaban once ochomiles y Meroi era una de las mujeres, junto a la tolosarra Edurne Pasaban, que aspiraba a convertirse en la primera del mundo en hollar los catorce. Sin embargo, en 2009, en el ascenso al Kanchenjunga, Benet se sintió indispuesto y tuvo que abandonar la expedición. De vuelta a casa, le fue diagnosticada una aplasia medular severa, una enfermedad que requirió dos trasplantes de médula. Meroi renunció a seguir la carrera de los ochomiles en solitario y aguardó a que su marido se recuperara.
Benet tardó prácticamente seis años en recobrar la salud y poner su cuerpo a punto para emprender de nuevo la marcha hacia la grandes cumbres. En 2014 ambos retomaron la inconclusa expedición al Kanchenjunga, que culminaron con éxito.
El año pasado coronaron el Manaslu y ayer inmortalizaron su amor por los ochomiles en el Annapurna, la decimocuarta y última fotografía de un hermoso álbum.