PAMPLONA - Mikel Urrutikoetxea tiene el sábado una prueba muy complicada en el Labrit de Iruñea. El premio es jugoso: su tercera final del Manomanista de modo consecutivo. Sin embargo, su adversario es una piedra dura, volcánica y se encuentra en vena. Oinatz Bengoetxea está rayando a un estado de forma excepcional a vista de los resultados conseguidos tras el verano. El navarro está viviendo una resurrección espectacular desde unos meses estivales incómodos, en los que la empresa no depositó toda la confianza que merece un manista de su talla, hasta un Cuatro y Medio para quitarse el sombrero y un Parejas de diez. Para abrir boca, en la tercera prueba de la temporada se mece en las semifinales y, a pesar de encontrarse con un as, ya se erige como uno de los pelotaris más regulares de la actualidad, a apenas unos meses de cumplir quince años en la élite.
Y es que, su despliegue en las competiciones anteriores dan poso al leitzarra. La reivindicación del navarro en la jaula fue una revelación y el tránsito por la última frontera que le quedaba por vivir. Casualmente, en la semifinal se vio las caras con Urrutikoetxea, en un clásico duelista -ya se han enfrentado en cuatro semifinales, dos de cada modalidad individual-, y el envite se dirimió del lado de Bengoetxea VI por un solo tanto (22-21), que fue un dos paredes que se le escapó al vizcaíno. Más tarde, Oinatz supo sufrir ante un pelotari mágico como Jokin Altuna en una final de youtube, que se pleiteó por un solo tanto de diferencia y en el que Oinatz no dudó en entrar en el cuerpo a cuerpo con el guipuzcoano a pesar de su mayor largura en el pelotazo y del cansancio acumulado. Con todo, el de Asegarce firmó su tercera txapela de Primera, una en cada modalidad, y entró en el selecto club de la Triple Corona, que solamente poseen Retegi II, Arretxe, Martínez de Irujo, Olaizola II, Barriola, Urrutikoetxea y Bengoetxea VI.
No perdió pie el navarro en el Parejas y apadrinó al joven Mikel Larunbe en su primer campeonato para hacer de faro hacia las semifinales y la final. El tándem funcionó. El galdakoztarra siempre alude a la facilidad de mezclar con el leitzarra, un pelotari sacrificado en el dueto y siempre positivo. El problema fue encontrarse en la última cita a Iker Irribarria y Beñat Rezusta, que propusieron un guion sin fisuras durante todo el campeonato y supieron hacer lo mismo en el choque que determinó a los campeones. El dominio evitó que Oinatz, quizás el mejor del partido cuando tuvo pelota, entrara en juego.
Una vez superados los vaivenes del torneo más largo del curso manista, sujetado con mano de hierro por el navarro, el Manomanista se le desperezó con una piedra de toque importante: Olaizola II, en su edición número 18. El goizuetarra, que llegaba de tumbar a Aitor Mendizabal con un triunfo de autoridad, no pudo aguantar el ritmo del de Leitza. Oinatz aprovechó un buen inicio para argumentar juego y solidez a partes iguales ante un pelotari que no tuvo su mejor día. De cualquier modo, Bengoetxea VI volvió a dar síntomas de una gran regularidad. Traza en cada partido un círculo. No se le acaba el gas. Puro peligro.
Aun así, la gran actuación ante Olaizola II no le valdrá el favor de la cátedra en las tablas de contracancha del Labrit de Iruñea. Los artekaris cantarán momios favorables a Mikel Urrutikoetxea y, aunque puede ser un “partido cambiante”, las apuestas saldrán “100 a 70 ó 60”. El navarro partirá como víctima, aunque en poco tiempo puede cambiar el color del dinero.
Irribarria, favorito para eibar Por otro lado, de cara a la segunda semifinal del Manomanista, que Iker Irribarria y Beñat Rezusta disputarán el domingo en el Astelena de Eibar, la tendencia será claramente favorable hacia el actual campeón. Se cantarán posturas de 100 a 40 para el zurdo de Arama, que se encuentra con su compañero del Parejas, con quien ganó la txapela. La presión puede pesar, puesto que el zaguero de Bergara asoma por vez primera en un encuentro de tamaña importancia individual.