donostia - Abel Barriola puso ayer el broche de oro a su carrera dentro de la pelota a mano profesional, deporte del que ha sido estelarista casi desde que debutó. La fecha de su estreno fue el 22 de febrero de 1998 en el Beotibar de Tolosa, en un encuentro mano a mano contra Eneko Galarza. Aquellas imágenes se le arremolinaron en la cabeza en sus últimos pelotazos en el frontón donostiarra. “Los recuerdos me han venido en los últimos instantes. Además, me he sentido muy nervioso antes de empezar el partido. Uno cuando se viste de blanco siempre quiere ganar y al final del choque sentía tensión por eso. No he echado un buen dos paredes, pero ha sido tanto”, destacó el zaguero de Leitza.
El manista se vio arropado en el Atano III de Donostia por un montón de pelotaris y expelotaris que le acompañaron en el trance. Desde los que se despidieron en la cancha con él hasta Juan Martínez de Irujo, Iker Irribarria, Pablo Berasaluze, Aimar Olaizola, Mikel Beroiz, Axier Arteaga, Jon Erasun, Ander Imaz, Fernando Arretxe, Panpi Ladutxe o el legendario zaguero Miguel Gallastegi, quien no quiso perderse el homenaje a uno de su estirpe.
“Sobre todo, en los momentos previos al partido me he sentido muy tenso. Cuando he salido a hablar, no sé ni lo que he dicho en castellano. Después, poco a poco, me he ido tranquilizando”, confesó el navarro, quien analizó que “he vivido una semana bonita, en la que la gente se ha volcado conmigo”. Asimismo, reveló que al fin de la cita y los fastos se encontraba “más tranquilo”. “Diría que me siento contento, pero cuando esté en casa lo valoraré mejor. La txapela más grande de todas es el amor y el respeto que me ha brindado el mundo pelotazale”, desbrozó el de Leitza. “Delante de la gente no suelo mostrar cuando me siento un poco tocado, pero hoy me he sentido emocionado al estar acompañado de familiares y amigos”, finalizó.
Después de la contienda donostiarra, Abel Barriola y unos 310 amigos se citaron en su localidad natal, Lei- tza, para celebrar la retirada del pelotari de la actividad profesional en un día inolvidable. - I. G. Vico.