MADRID - Las ambiciosas expectativas que el público español había depositado en Garbiñe Muguruza se diluyeron este domingo dado el decepcionante estreno de la vigente campeona de Roland Garros en el torneo de tenis de Madrid. Garbiñe Muguruza compitió atenazada y la suiza Timea Bacsinszky, número 27 del ránking, la devoró sin compasión. El definitivo 6-1 y 6-3, en 66 minutos, precipitó su adiós en la primera ronda del Mutua Madrid Open, una cita subrayada en rojo en su calendario ya que, junto al torneo de Roma, debía servirle para incrementar su nivel de confianza en su camino hasta la defensa del trono en París.
Hace pocos días, en Sttutgart, sucumbió en su estreno y este domingo en la Caja Mágica tampoco compareció aquella jugadora que hace un año conquistó el Grand Slam francés. Especialmente en la primera manga, la española se vio empequeñecida por la agresiva propuesta de Bacsinszky, pero también por sus propias dudas. No encontró sosiego en su saque, le falló su derecha y se sintió débil con su revés. No pudo tampoco Muguruza culminar puntos de manera recurrida en la red porque se mostró temerosa en sus ataques. Concedió demasiado ante una oponente dispuesta a frustrar sus ilusiones en Madrid.
Garbiñe había manifestado a su llegada a la capital española su pretensión de mejorar sus actuaciones en la Caja Mágica, pero las victorias le siguen siendo esquivas sobre polvo de ladrillo. La española, quinta cabeza de serie, se despidió con el definitivo 6-1 y 6-3. Otra vez, en casa, decepcionó. Su último punto, de hecho, fue una doble falta. Eso resume el discreto rendimiento exhibido en su primer y último compromiso en el Estadio Manolo Santana.
Una segunda oportunidad mereció, por su parte, Carla Suárez.
La talentosa jugadora de Las Palmas de Gran Canaria se sobrepuso a un inicio dubitativo ante la china Shuai Peng, número 38 del mundo, y certificó su pase a la segunda ronda gracias a un nuevo derroche de confianza, de tesón y de fe.
La grancanaria, que ayer no se entrenó como medida de protección de su maltrecho hombro derecho, pudo culminar su reacción y mantiene su ilusión por mejorar los resultados obtenidos en 2017.
Las semifinales de Monterrey y los cuartos de final conseguidos recientemente en Sttutgart son las mejores actuaciones de Carla Suárez en una temporada que empezó condicionada por la lesión que arrastra en el hombro derecho desde el periodo preparatorio. Si entonces su ánimo no decayó, tampoco hoy.
“No te agobies por el 3-0”, le aconsejó su entrenador, Xavier Budó. “Suéltate y, sobre todo, presta atención a los apoyos”, continuó el catalán. La mejoría en el primer parcial de Carla Suárez, sin embargo, no bastó. La canaria entregó, por 3-6, la manga inicial, pero para aquel entonces ya había encontrado su ritmo. Especialista sobre arcilla, decidió alargar los puntos y, paciente, halló las debilidades de su oponente. Así, la española pasó de verse dominada a mandar sobre la tierra batida, aunque volvió a necesitar de la intervención de su entrenador para mantenerse con vida en el envite.
“Estabas girando el partido perfecto”, le premió Budó pese al adverso 4-5 del segundo parcial. “Vuelve a hacer lo que estabas haciendo”, prosiguió. Su intachable espíritu competitivo tuvo premio. Carla Suárez se anotó los nueve juegos siguientes y, por 3-6, 7-5 y 6-0, se permitió acompañar a Lara Arruabarrena en la siguiente fase. Su rival será la danesa Caroline Wozniacki, décima preclasificada.
Cincuenta y nueve minutos duró, en cambio, la aventura de Sara Sorribes en la Caja Mágica. La jugadora castellonense, de 20 años, sucumbió ante el poderío y la experiencia de Samantha Stosur. La australia está ubicada en la actualidad en el puesto número 19 del ránking y en su palmarés lucen conquistas extraordinarias, como su victoria en el Abierto de los Estados Unidos de 2011. Así, la lógica se impuso en el tercer turno matinal del Estadio 3. La española sucumbió por un concluyente 6-2 y 6-0.