Hay que ver cómo es la vida. Un día te despiertas con un nuevo caso puniqués, otro con un nuevo malayo, otro con Esperanza Aguirre derramando de nuevo un mar de lágrimas porque os juro por lo más sagrado de la corrupción del canal de Isabel II que yo no sabía nada? El fútbol, como la vida, es así. Unos días estás aquí trincándote dinero y sonriendo a las cámaras y otro encuentran una maleta en casa de tus suegros con un mazo de pasta que pertenecía a unos señores de Ikea. En el balompié, la historia de sonrisas y lágrimas está también a la orden del día. Y el domingo pasado no fue una excepción. El domingo descendía a los infiernos, qué digo a los infiernos, descendía a las corruptelas del caso malaya de la Tercera División el Jaén. Así es, el Jaén, rival del Glorioso hace casi nada, cuando la soga del ahorcado amenazaba de forma inmisericorde a la escuadra alavesista. El domingo el Jaén caía derrotado en el campo de La Victoria ante el Extremadura y certificaba su descenso de categoría. Los 4.000 espectadores que se dieron cita en el estadio fueron testigos directos de una tragedia deportiva que hundía en la indefinición y en la mayor crisis institucional y deportiva al equipo andaluz en sus 95 años de historia. La historia del Jaén, hoy ya en Tercera División, bien pudo ser la historia del Deportivo Alavés, hoy ya con 48 puntazos en Primera División y en toda una final de la Copa del Rey. Y todo ocurrió en forma de guión de los Hermanos Marx hace menos de tres años, cuando aún los Pujol eran un poco honorables, Valencia era todavía la tierra de las flores, de la luz y del amor y Esperanza pintaba más que Maximino en Haro. Fue un sábado, 7 de junio de 2014, una fecha que no olvidaré en mi vida porque una vez terminado el encuentro me metí 5 txakolis seguidos como si la vida me fuera en ello. No hace ni tres años y parece haber pasado un siglo. Al césped de La Victoria, bajo la chicharra estival, con 12.000 aficionados en las gradas -700 de ellos alavesistas (olé sus cojones)-, saltaron al césped Iván Crespo, Rubio, Samuel, Stevanovic, Raúl, Beobide, Jarosik, Tejera, Guzmán, Manu García y el gran Borja Viguera. De alguno casi no recuerdo ni la jeta. Luego, en la segunda parte, entrarían Mauro Quiroga, Ion Vélez y Juanma. Seguro que todos ustedes lo recuerdan. Más propio de El exorcista que de un partido de fútbol. Para mear y no echar gota. Sentía tres corazones en el pecho y tres pechos en cada corazón. Tras una pestosa primera parte, la segunda apuntaba a drama. Minuto 53, gol de Jona (1-0). El Jaén se salvaba; el Glorioso, a 2ª B otra vez y puede que al abismo. Poco después, falta lateral. Cabezazo de Quiroga y a las mallas. El árbitro lo anula por empujón. Me cago en Sánchez Arminio. Minuto 82, centro de Raúl García y Juanma -cuánta calidad tenía a ratos- empata (1-1). ¡Vamos, chavales! Todos tienen prisa por sacar porque a nadie le vale el empate. Ni al Jaén, ni al Alavés, ni a la señora del quinto? Ese día se inventó la palabra correcalles? Minuto 86, regalo de Navidad adelantado para Mauro Quiroga (1-2). Botes, rebotes, saltos, resaltos, éxtasis, orgasmo televisivo. Minuto 88, Fran Machado, más solito que Robinson Crusoe, provoca el drama (2-2). La debacle llamaba a la puerta. Todos para arriba, todos para abajo. La tuvo el Jaén en una contra en la que casi cambio de canal pero llegamos al 93. Falta lejana, Juanma dispara y rebota en un defensa. Bendito rebote. Nos dio la vida. Balón al área. 659 jugadores ahí dentro pero Jarosik hace el escorzo de su vida con riesgo de rotura de fibras en su pierna izquierda. Centro impecable y Guzmán -otro con clase- mete la cabeza de oro. Era el minuto 93, por lo que Sergio Ramos no inventó nada de nada con sus goles salvadores en la prolongación. Era el 2-3 final, era la salvación del Glorioso, era la locura del alavesismo, era el momento de resurrección del equipo y la entidad y era el descenso a 2ªB del Jaén. Hoy, casi tres años después del gol de Guzmán, el Deportivo Alavés es un club saneado económicamente, con una masa social impresionante, con un proyecto deportivo ilusionante, con un paso vigente por la Liga de las Estrellas luminoso, radiante, y un futuro para soñar despiertos a menos de un mes de citarse con la historia en el Calderón. Por contra, casi tres años después del gol de Guzmán, el Jaén desciende a Tercera División. Es la diferencia entre meterla y que te la metan, como en la vida misma. El fútbol no tiene memoria pero yo siempre recordaré aquella tarde de junio en la que me bebí cinco txakolis seguidos como si la vida me fuera en ello.

La liga, único objetivo Tras el robo ante el CSKA, parece que la plantilla ha entendido que el único objetivo que resta es pugnar por el título liguero. Cualquier cosa que no fuera optar hasta el final por levantar el trofeo, sería entendido como un fracaso por buena parte de la afición (incluido un servidor).