Real Madrid y Atlético de Madrid se ven las caras por cuarto año consecutivo en la Liga de Campeones. Duelos repletos de igualdad que deciden pequeños detalles. Dos de las tres últimas finales del torneo más prestigioso del mundo a nivel de clubes y unos cuartos de final dan forma al éxito reciente madridista y las lamentaciones rojiblancas tras acariciar el título. El fútbol siempre ofrece la oportunidad de revancha y nuevamente aparece para los de Simeone.

Zinedine Zidane prohíbe a sus jugadores pensar en las finales de Lisboa y Milán que dieron al club blanco la décima y undécima copas de Europa ante el Atlético en 2014 y 2016. Ni en la eliminatoria de cuartos que decidió en 2015 un tanto del mexicano Chicharito Hernández.

Centrado en el presente, en la búsqueda de un doble reto histórico, ser el primero que conquista dos años seguidos el torneo continental desde que se denomina Liga de Campeones y conseguir un doblete con la Liga que no consigue desde 1958, el Real Madrid hace un llamamiento a la fuerza de la grada del Santiago Bernabéu en las noches europeas para la última de la temporada.

En el campo, Zidane busca una nueva variante para intentar aportar luz a los entramados tácticos en los que siempre caen los duelos ante Diego Simeone. La entrada de Isco por la lesión muscular de Gareth Bale es una apuesta por el fútbol de fantasía, una opción para huir de la exigencia a la que traslada cada duelo el Atlético en los derbis. La búsqueda del arte intentando escapar de la disciplina.

El Real Madrid buscará goles, con Cristiano Ronaldo en racha tras firmar cinco decisivos en los cuartos de final, y no encajar. El equipo blanco recibió tantos en todos esta campaña, hasta en los encuentros frente al modesto Legia o el Sporting de Portugal. Su verdadera Champions comenzó en los cruces, mostrando su potencial frente a Nápoles y Bayern Múnich.

Zidane modificará el sistema, sin tener que convertir en inamovible el 4-3-3 por la baja de Bale y encontrando en un 4-4-2 con libertad de movimientos para Isco en la media punta un dibujo con el que intentar romper la igualdad que marca cada derbi. Lo hizo en el Vicente Calderón y el resultado fue bueno para sus intereses.

Enfrente, el Atlético mantiene su insistencia en la Liga de Campeones, con la final a la vista de dos partidos, de nuevo topándose contra el Real Madrid, el protagonista de sus traumas más impactantes de los cinco años y medio de la era Simeone, las dos finales perdidas de la Liga de Campeones, una en la prórroga y otra, la última, en los penaltis.

No hablan de revancha por ese hecho en el Atlético, pero está ahí latente, como también la única eliminación antes de la final del equipo rojiblanco con el técnico argentino en la máxima competición europea, en los cuartos de final de la campaña 2014-15, también frente al conjunto blanco, ganador por un ajustado 1-0.

De nuevo en la persecución incansable de la Copa de Europa, el título que le faltan al club y a Simeone, se cruza el eterno rival. El Bernabéu es la primera parada. La duda está en cuál será el plan ¿El rigor defensivo y táctico de siempre, un cambio de registro en busca del gol o los dos dependiendo del momento? Un tanto fuera es incalculable en una eliminatoria como esta.

Lo último es lo más probable en el conjunto rojiblanco, armado para el choque por un 2017 que se parece poco a los últimos meses de 2016. Entonces entró y salió de una crisis; ahora se ha reafirmado con resultados, goles, porterías a cero y cualidades tradicionales. - Efe