El domingo por la tarde me disfracé de mujer. No, no fue textual, como en carnavales, como cuando cada año saco a pasear mi cintura de avispa, me pinto las uñas de mis delicadas manos como si un terremoto de 8,3 en la escala Richter atronara y me aireo con pachuli modelo ambientador baratija antihumos. El domingo me disfracé de mujer porque hice varias cosas a la vez. Soy hombre y no estoy acostumbrado a ello. Pero la devoción me obligó. Tuve que compaginar el visionado de la despedida del gran Abel Barriola del Ogueta, el duelo de octavos del Manomanista entre Retegi Bi y Ezkurdia y el choque del Glorioso en Las Palmas. Y ya, rizando el rizo, fui a echar un pis. Cuatro cosas a la vez, ahí es nada. Así de orgullosa está mi mujer de mí. Concluido con éxito el desdoble de personalidad, me disfracé de Arguiñano. Plis, plas, cena para toda la familia. “¿Por qué cenamos tan pronto?”, me preguntó mi hija pequeña. Estaba claro. Tenía tan sólo 20 minutos para desplazarme al Bernabéu, apoltronarme y disfrutar del espectáculo. Y vaya si disfruté? Me gustó el 10 del Barça, un chaval con barbas que parece haber participado en Supervivientes. Es un chico con maneras, que con el paso del tiempo puede llegar a ser un buen jugador. Del montón, tampoco se crean? Probaría a colocarlo de central. Mide poco más que Torrebruno, pero si corta el balón en su área puede protagonizar un eslalon, llegar a la meta contraria, salir del Bernabéu, atravesar la Castellana y coger la A-1 hasta Burgos. Tiene un defecto: se cae por el efecto de la ley de la gravedad. Tal y como dijo Sanchís, Marcelo se protege con el codo de la cara del rival y éste agrede con su pómulo al brasileño. Árbitro comprado. Eso es una clara expulsión de Messi. Luego se tira al suelo, saca un bote de ketchup Orlando y se moja los labios. Eso es muy feo, Leo. Más tarde, coge un algodón para disimular y mientras los madridistas se preocupan por su estado de salud, le sale una jugada de churro y empata el partido. Eso es jugar sucio. El algodón no engaña. Seguro que existe algún artículo en el reglamento que impide meter goles con un algodón en la mano, sangrando, con barba de un mes y una flecha de los sioux en el costado. Con anterioridad, ya había intentado engañar a todo el mundo provocando a Casemiro. Hacer caños es de malas personas. Con esa actitud ese chico nunca será Premio Nobel de la Paz. Y el colmo de su desfachatez llega con la jugada de Sergio Ramos. Yo aprecié una clara falta de Messi, que a punto estuvo de impactar con sus tacos en la nariz del sevillano. Se aprecia claramente en las imágenes que el de Camas resbala en el algodón -dejado a propósito en el césped por el argentino- y trata de evitar en todo momento golpear al azulgrana. De hecho, lo único que hace Ramos es imitar un movimiento que realiza su mujer, Pilar Rubio, en El Hormiguero para controlar el adecuado y correcto uso de los esfínteres durante las procesiones de Semana Santa. Y el árbitro, que ve más El Intermedio, expulsa al sevillano. Inaudito. Mucho tienen que aprender los árbitros españoles de colegiados como Kassai, el del Madrid-Bayern? Y claro, aprovechando el barullo y el cansancio, en el minuto 91 salta un espontáneo al césped, se recorre todo el campo, se la pasa a uno, se la pasa a otro, centra atrás, aparece el de las barbas del esparadrapo, le pega de churro y la mete. Y luego tiene la osadía de correr hasta la esquina y tender su camiseta sucia. Denunciable a todas luces. Y claro, hay que oír la celebración de ese churro, por ejemplo, a través de la cadena TV Sports Argentina: “Gol, golllllllllll, gollllllll, gollllll del Barça, de Messi, del puto amo, del Barça, de Messi, señores, en la última jugada del partido, 47 minutos, qué barbaridad, qué maravilla, qué deporte, genial, carajo, qué deporte, Messi, monstruo total, su majestad Messi, sí señor, Messi, lo tuvo el Barça en el último minuto del partido, fue Messi, Messi, lo hizo Messi”. Bueno, pues que puede llegar a ser un buen jugador, sin más.
PD: si existe un Dios, es zurdo, bajito, tiene barba y a veces lleva un esparadrapo en la mano.
robo, robas, roban... El Baskonia ha cometido errores, ha flaqueado en momentos decisivos pero ha sido robado. Creo que no es una pataleta de un aficionado-periodista. Jugadas al margen en el último partido (falta de Beaubois tras resbalón del rival, pie de Hanga?) seis ojos de tres colegiados debieron ver la clarísima falta de Kurbanov sobre Larkin. Son seis ojos, tras un saque de fondo, con Larkin como previsible receptor del balón. Suspensión con seis ojos que ven el contacto. Lo ven pero no tienen el coraje-valentía-atrevimiento-vergüenza profesional de pitar. Robo, robas, roban?