madrid - Leo Messi, con su gol en el minuto 92 del clásico, dio vida a la lucha por el título liguero e impidió que quedara prácticamente sentenciado a favor del Real Madrid, que pese a la decepción de la derrota sigue dependiendo de sí mismo.
El hecho de disponer de un partido pendiente, el de la vigésima primera jornada en Balaídos contra el Celta, le concede esa importante ventaja que, en cambio, le sigue obligando a no fallar. Dicho encuentro, aplazado por los desperfectos que sufrió la cubierta de Balaídos por el fuerte viento, se jugará entre la penúltima y la última jornada.
El Real Madrid, empatado a puntos con el Barcelona, perdió el liderato, pero si gana cinco de los seis encuentros y empata el otro arrebatará la corona a su eterno rival, que por lo tanto también precisa no fallar y que lo haga el cuadro de Zinedine Zidane.
La semifinal de la Liga de Campeones ante el Atlético de Madrid, a disputar el 2 y el 10 de mayo, es otro factor a tener en cuenta para el equipo de Zidane y su mayor desgaste, por cuanto el Barcelona, eliminado por el Juventus, tendrá las semanas libres para preparar sus encuentros.
Al conjunto de Luis Enrique le quedan tres partidos en casa, frente a Osasuna, Villarreal y Eibar, y dos fuera, en Cornellá ante el Espanyol y en Las Palmas de Gran Canaria.
El Real Madrid tiene tan solo dos partidos en casa, teóricamente los más comprometidos, frente a Valencia y Sevilla. Lejos del Bernabéu se enfrentará a Deportivo, Granada, Celta y Málaga.
Valencianistas y sevillistas propinaron sus únicas derrotas antes del clásico en la primer vuelta. A los demás los ganó en casa con notable sufrimiento ante los equipos gallegos e incluso el malacitano.
La pasada temporada se llegó a estas alturas de temporada con Barcelona y Atlético de Madrid empatados a 76 puntos, uno más que el Real Madrid. Azulgranas y blancos hicieron pleno, los rojiblancos cayeron en Valencia ante el Levante, y se coronó campeón el equipo de Luis Enrique con 91 puntos; por delante del conjunto de Zinedine Zidane (90) y del cuadro de Diego Pablo Simeone (88). - Efe