bilbao - Luis Enrique fue uno de los focos principales de las críticas por la severa derrota que cosechó el Barça en Turín ante la Juventus, lo cual obliga al equipo catalán a protagonizar otra remontada épica, pero ante un equipo muy poderoso defensivamente y avisado del milagroso 6-1 ante el PSG.

Al técnico asturiano se le criticó entre otras razones, la apuesta por Mathieu en esquema de tras centrales para, en el descanso, convertirse en el único cambio que realizó en todo el partido, y lo hizo con el portugués Andre Gomes, otro de los jugadores más criticados por su escaso espíritu competitivo.

Ayer, Luis Enrique mantuvo una reunión con sus jugadores por espacio de casi media hora antes del entrenamiento. Fue un encuentro tenso en el que se habló de los errores que cometió el equipo en Turín.

Sin embargo, y asumido el tremendo revés, el único mensaje válido es que “hay que seguir”, por mucho que una segunda remontada sea una idea inverosímil.

Lo cierto es que las relaciones entre el técnico y la plantilla vuelven a ser tirantes después de las palabras del técnico en la rueda de prensa posterior al partido en la que acusó a sus jugadores de falta de intensidad, aunque Luis Enrique dijo que tiene el “101 por ciento” de las responsabilidades de esta derrota y lamentó el hecho de no haber sabido transmitir sus conceptos tácticos a los jugadores, en la rueda de prensa posterior al partido del Juventus Stadium.

Ayer, el veterano capitán de la Juventus Gianluigi Buffon trato de rebajar la euforia que se vive en Turín. “Cuando termina una noche como esta siempre tienes la sensación de que aún no se ha acabado completamente. La fuerza del Barcelona, y lo que le pasó al PSG, nos tiene que servir para ir a España con atención y humildad”, afirmó.

Buffon fue determinante para comprender el rotundo 3-0, y sobre todo el argentino Paulo Dybala, que marcó un doblete, y a quien la prensa italiana ensalzaba y le definía como “el nuevo Messi”. - K. T.