Bilbao - “Con tanto cono, yo creo que hay que replantearse este final quizá por cómo está diseñada esta llegada. Hay que tener atención”, reflexionó Alberto Contador, víctima de una caída en el descenso hacia el puente de La Salve, lanzada la carrera, la tensión ensortijada en el dedo del nerviosismo que apuntaba con celeridad a Bilbao, una villa que cuenta bajas cada vez que se acerca el ciclismo a su sistema nervioso. La suerte esquiva a Bilbao. Se recrea el destino en el perfil menos fotogénico del ciclismo, que necesita de las urbes, que garantizan la concentración de gente y el ánimo. Ocurre que las ciudades, con sus elementos urbanísticos, son una gymkana para los corredores, expuestos en la estampida cuando se huele la llegada.

La velocidad y el corazón acelerado, una mezcla explosiva, sobre todo en los descensos, cuando cada rueda pugna por una baldosa de espacio, irrumpieron ayer en el tramo que anunció el cosquilleo de meta. En ese punto, en el descenso hacia La Salve, donde se adelgazaba la carretera con conos y vallas, se cayó Alberto Contador y allí se empotró la tripa del pelotón antes de la primera pasada sobre la Gran Vía. En el ensayo general rodaron varios corredores por el asfalto. Robert Power (Orica) se pudo reponer tras colisionar con un cono. Se levantó de un respingo. Otros se quedaron quietos. La peor imagen. La quietud preocupa. Mal presagio.

Dani Navarro (Cofidis) se levantó a duras penas camino de la ambulancia. Acumulación de golpes. A un palmo, Steven Cummings (Dimension Data) se quedó congelado en el suelo. El rostro apretando los dientes del dolor. El hombro dañado. Al hospital. “Yo también me he caído y he roto la rueda por mil sitios. No me ha pasado nado. Su caída tenía mala pinta”, describió Omar Fraile, compañero de Cummings, que cuidó de él hasta que llegaron las asistencia médicas y se ocuparon del inglés. Fracturas en la escápula y clavícula izquierda a consecuencia del traumatismo en el hombro que se produjo al impactar con el suelo. Atapuma (BMC) tampoco pudo seguir en carrera. Noche en el hospital de Basurto. El colombiano padeció una fractura en la muñeca izquierda, a la que se suma un traumatismo craneoencefálico, que le obligará a permanecer en observación. Otro dorsal tachado por el destino burlón y cruel con Bilbao.

“La verdad es que ha sido una caída bastante mala. Todavía estoy en caliente, estoy seguro de que va a ser una noche complicada y mañana es un día muy importante. Tengo algún golpe muscular como en el cuádriceps izquierdo”, determinó Contador sobre su accidente. De él no supo Alejandro Valverde hasta que finalizó la jornada. El líder del Movistar analizó que la acumulación de caídas, incluida la de Luis León Sánchez en la curva de Moyua, cuando rodaban lanzados hacia la meta de la Gran Vía, se debió, principalmente a que en el ocaso de la etapa. “Había mucha tensión en la parte final y por eso ha habido tantas caídas”. La organización recordó en un comunicado la “alta importancia” de “respetar la señalización” de la carrera. Bilbao, entre tanto, se siente maldita.