ELTZIEGO - Cuando el lunes Alaphilippe se acaloró en las cercanías de Sarriguren y pegó un estirón tremendo que solo una avería pudo noquearlo, Valverde estuvo a punto de lanzarse sobre la aventura del francés. Tenía ganas de marcha. Pero se frenó en el último instante, tal vez pensando que una chispa de energía de más puede ser necesaria en la fogata que se espera en la crono final de Eibar. Valverde, puro fuego, no quiso incendiarse. “Valverde necesita poco... con la facilidad que tiene”, dicen quienes le observan de cerca. Siempre dispuesto para bailar la danza de la guerra, Valverde fue séptimo en Eltziego después de que brotara de la nada en el mascarón de proa del Movistar en el nervioso final de jornada. Valverde no se inmutó. Siempre presente.
En la antesala de la llegada a Donostia a través de Igeldo y después de un total de seis puertos que testarán a los favoritos -“tal vez se sepa quién no puede ganar”, determina Igor Antón-, se esperan los primeros escarceos entre los candidatos a la victoria final. Entre ellos se subraya Contador, que solventó un pinchazo a 50 kilómetros de meta con la rueda de su compañero Cardoso. “Tenía tensión por el viento. Hay que estar atento. No ha soplado tanto como para que hubiera cortes, pero en la parte final había muchísima tensión y había que estar bien colocado”, exponía el madrileño, que felicitó el tajo de Markel Irizar, uno de sus guardaespaldas en el llano, al concluir el día. “El equipo me ha ayudado y he salvado el día sin problemas”, se congratuló.
Desea Alberto Contador acceder a la calma que otorgan las montañas, donde se rebaja el estrés, la sensación de sentirse oprimido y agobiado aunque la apuesta suba en la mesa de juego. “Una vez que aparecen las subidas, los nervios se quitan. Cada uno depende de sus piernas y hace que la carrera vaya más calmada”, enfatizó el líder del Trek, convencido de que camino de Donostia “hay que estar atento porque hay muchos corredores explosivos”. En ese polvorín pedalea el entusiasmo de Alejandro Valverde, que porta una antorcha. - C. Ortuzar