Jon Rahm hace tiempo que ha dejado de ser una promesa, pero necesitaba una actuación como la del World Championship Dell Technologies Match Play para entrar definitivamente entre los mejores golfistas del mundo. En un torneo en el que se reunió la élite de los circuitos profesionales, el vizcaíno destrozó a todos sus rivales hasta llegar a la final y solo Dustin Johnson, el número uno del mundo, el mejor en estos momentos, pudo acabar con la racha del de Barrika. Rahmbo apunta a ser uno de los más grandes. Lo que ha hecho en solo nueve meses como profesional es un sueño para gran parte de los jugadores que forman parte del circuito. Golfistas que llevan años peleando por un título o por entrar entre los mejores del ranking han visto cómo un joven llegado de Euskadi ha cumplido sus sueños en menos de un año. Pero Rahm quiere más. Su meta siempre fue ser el mejor y si para muchos esto es historia, para el vizcaíno es solo otro paso más de un camino con mucho terreno por recorrer.

En este último torneo se vio a Rahm en estado puro. El nivel actual que posee y todo lo que ha aprendido en su corta carrera como profesional. En un torneo disputado bajo el formato de uno contra uno, el vizcaíno demostró que en las mismas condiciones puede derrotar a cualquiera. Su juego es avasallador. Desde el tee o en las distancias cortas su repertorio es enorme y la pasada semana dejó muestra de ello conectando golpes de bella factura. Pero Rahm no solo es calidad. Es lucha y corazón. Pelea hasta el último momento. El ejemplo fue la final. Pasó de estar cinco hoyos abajo y completamente desesperado, a resarcirse y obligar a Dustin Johnson a tener que meter el último putt para llevarse el torneo. Y eso que no jugó mal. “No he fallado ningún hoyo salvo el número 10. Jon ha jugado realmente bien y me ha obligado a darlo todo”, admitió el mejor golfista del momento.

La actuación de Rahm fue un cúmulo de sensaciones contrapuestas. Alegría por el papel global y por quedarse a un solo hoyo de la victoria, pero con la duda de no saber qué habría pasado si el vizcaíno hubiera estado a su nivel en los primeros nueve hoyos. “Todo lo que podía salir mal, salía incluso peor. Esos nueve primeros hoyos fueron un desastre”, declaró al término de la final. Pero Rahm no es ya aquel chico capaz de irse de los partidos cuando le salían un par de cosas mal, su trabajo para controlar esos nervios ha sido enorme y el domingo se comprobó. El de Barrika fue capaz de canalizar su frustración y convertirla en un nuevo impulso. Finalmente, la victoria se le escapó, aunque en frío Rahm se dio cuenta de lo realizado: “Claro que estoy algo triste por no haber ganado, pero creo que el balance es positivo. Hay muchas cosas buenas en esta semana. He aprendido mucho y me sirve para confirmar que este es mi sitio, que pertenezco a estos torneos y a estas jornadas de golf. He jugado dos campeonatos del mundo y he tenido opciones de ganar en los dos. No sé cómo describir esa situación, pero desde luego estoy muy contento”.

el sueño de la chaqueta verde El resultado del torneo disputado en Austin vuelve a dar otro impulso más a las clasificaciones en las que está inmerso el golfista vizcaíno. Rahm se ha colocado cuarto en la FedEX Cup y segundo en la Race to Dubai, con solo dos torneos disputados. También ha continuado con su escalada semanal en el ranking mundial. Está en la decimocuarta posición, un lugar de mérito que amplía su dificultad en su caso. Esta clasificación se realiza con la media de los torneos disputados hasta el momento, pero siempre con un mínimo de cuarenta participaciones. Por eso, la puntuación de Rahm se divide entre cuarenta a pesar de que solo ha contabilizado 19 eventos jugados, dividiendo entre los torneos disputados sería el segundo del mundo. Así que todo lo que venga en los próximos meses será sumar y sería extraño que al llegar a la cifra mínima no esté entre los primeros golfistas del mundo.

El Masters de Augusta es el próximo gran reto de Rahm. Sus últimas actuaciones le colocan como uno de los candidatos a la icónica chaqueta verde. Aunque antes del primer grande de la temporada, calentará motores en el Shell Houston Open, que comienza el jueves y en el que también estará, si no cambia sus planes a última hora, Dustin Johnson.