Bilbao - 80 pelotaris iniciaron a principios de año la Laboral Kutxa Master Cup y tras dos meses históricos para la pelota mano femenina, ayer puso su punto y final con el desenlace por las txapelas. La primera edición de esta competición tuvo una despedida a la altura de todo lo vivido. Con el frontón de Amorebieta lleno hasta la bandera y viviendo un ambiente fantástico durante las finales de Primera y Élite. Mucha gente se quedó sin poder presenciar el evento debido a la limitación del aforo, insuficiente para acoger a todos los espectadores que quisieron presenciar el gran día de las mujeres pelotaris. Las primeras campeonas de esta edición fueron las vizcainas Olatz Arrizabalaga y Leire Etxaniz en la máxima categoría y estuvieron acompañadas por la riojana Alba Martínez y la navarra Arrate Bergara, vencedoras en Primera.

La igualdad fue la tónica de la final de Élite. Ninguna de las dos parejas pudo imponer su juego y las igualadas se sucedieron una tras otra. Esta situación no varió la estrategia de las coloradas. Las vizcainas, superiores a la hora de entrar en las duras batallas, tiraron de físico y empezaron a desgastar a sus rivales. Etxaniz empezó a mandar con solvencia a partir de la mitad del partido y Arrizabalaga se encontró con muchas oportunidades para acabar bien el tanto. El choque se rompió definitivamente cuando la mano derecha de Mendizabal dijo basta. Los dolores no dejaron que la zaguero guipuzcoana pudiera golpear la pelota con comodidad y las pelotaris de Bizkaia se marcharon hasta el último cartón con menos oposición de la esperada (22-14).

Antes de la gran final de Élite, el choque de Primera fue un aperitivo de lujo. Las cuatro pelotaris rayaron a gran nivel, pero Martínez y Bergara pronto pusieron pies en polvorosa gracias al buen hacer de la riojana. Las coloradas tardaron demasiado en llegar a su punto álgido de juego y con el marcador en contra, pusieron nerviosas a sus rivales, pero al final la remontada finalizó antes de tiempo, en el cartón 18, y Martínez-Bergara se hicieron con la primera txapela. - J. Victoria de Lecea