La despedida de la pelota profesional el pasado sábado fue muy especial para Alexis Apraiz, al que sorprendieron los suyos con flores y una txapela. Se emocionó con razón. Fue el punto y final a su carrera, en la que valora Lekeitio como una “plaza especial” en la que ganó dos Sanantolines. Además, aunque el agur llegó en el Labrit, le gustaría un broche en el Santanape, donde empezó todo.
¿Cómo valora estos once años que ha estado en la pelota profesional?
-Mi valoración es buena. Al final, he hecho lo que he querido. Mi ilusión era ser profesional y lo he conseguido. He tenido altibajos y he pasado por todas las fases de la pelota: he estado abajo, he estado arriba, he estado con los mejores... Laverdad es que no me quejo de nada. He estado con los mejores de este deporte y he jugado todos los torneos posibles a parejas. Por lo que a mí respecta, estoy feliz con lo que he hecho.
¿Esto es un punto y final en su relación con la pelota o seguirá vinculado de alguna manera?
-Si me dan la oportunidad de seguir jugando, como suelen estar Begino o Titín III, jugaría. Además, me gustaría coger alguna escuela de pelota con chavales. Ahora mismo, estoy en Muxika, en la ikastola de mis hijos, y en las extraescolares enseño pelota a mano a los niños. Me gusta enseñar.
¿Cómo era la pelota a mano profesional cuando debuta y cómo la deja?
-Cuando llegué había más pelotaris y más festivales. Recuerdo que en verano bajábamos a un montón de pueblos a los que no se va actualmente a jugar. Pasábamos medio verano entre Zamora, Soria, Burgos... Ahora, ya no. Son cuatro contados y hay menos pelotaris. Ha cambiado mucho la forma de jugar y el material.
Continúe.
-Si no estás en un punto físico muy bueno y te adaptas al material con el que se juega ahora, es imposible llegar arriba. La clase media ha desaparecido completamente: o estás arriba o estás abajo. Es una pena. Los que estamos entre Primera y Segunda jugamos poco, esperamos sustituciones y es un poco triste. Antes, te asegurabas un partido a la semana y ahora, no. Por lo menos, los que te firma la empresa, te los da. Quizás hace años estabas mejor, porque estabas siempre activo. Es lo que hay. Los chavales jóvenes necesitan oportunidades y se las dan a ellos.
Hay estrellas o aspirantes a estrella. Esa es la política de las empresas actualmente, ¿no?
-Además, influyen los sueldos. No es lo mismo los que estamos en mi situación que podemos cobrar más que los chavales. Así, meten a los jóvenes y si explotan, explotan. Si no, le quitan y meten a otro. Y es que, con el material que se juega hoy en día, casi de juveniles pasan a profesionales. El material les impulsa a ver si suben para arriba. Les ha salido bien con algunos como Irribarria o Altuna III y, con otros, como Olazabal o Rico IV, no. Serían buenos pelotaris que darían experiencia a los debutantes. Actualmente, los jóvenes juegan contra los mismos contra los que jugaban en juveniles. Es algo que no me parece bien, no porque yo haya salido de la empresa, sino porque creo que les vendría bien curtirse contra gente experimentada como yo o Ibai Zabala, entre otros. Me pasó a mí, que me las vi contra Rai, Eskudero y compañía. Han tomado esa dinámica y hay que respetarla.
¿Cuáles fueron los mejores momentos de su carrera?
-Cuando estaba arriba en 2010, 2011, 2012 o 2013. Es cuando más disfrutas. Fue cuando tuve más chispa y andaba con más golpe.
Ha estado con todas las figuras. ¿Quién es el delantero con el que más a gusto ha jugado?
-Con Aimar Olaizola. Es el mejor y el que más ayuda. Pero, por sensaciones, con Yves Xala en el torneo de Donostia de 2010. Con la clase que tenía, jugar mal era imposible. Le pillé en un punto muy bueno. Hicieron dos parejas mixtas: Bengoetxea VI-Barriola y Xala y yo. Llegamos las dos a la final e Yves se lesionó en la rodilla.
¿Cómo recuerda ese choque?
-Empezamos perdiendo. Yo estaba jugando mal y se pusieron 12-2. Pedí descanso. Nos sentamos en la silla y Xala me dijo: “Tú, tranquilo, que empatamos a catorce”. Y efectivamente. Me ayudó mucho, me dio confianza e igualamos en el catorce. En la jugada siguiente, Xala se lesionó. Era un pelotari especial: tenía una clase y un acierto espectacular. Con Aimar, Berasaluze y Bengoetxea VI he jugado más tiempo y siempre he estado a gusto, pero como aquel torneo...
Uno de los mayores problemas que ha habido en los últimos tiempos ha sido la anatomía de las pelotas.
-El cambio ha sido radical desde 2011, 12 o 13. En 2014 se estableció este material y me mató, no supe adaptarme. En la última concentración de Asegarce nos dio una charla el doctor Letamendia -especialista en lesiones de manos- y comentó que las pelotas de ahora son un centímetro más pequeñas y que tienen el mismo peso. Eso, en unas manos grandes como las mías, es criminal. Son un alfiler y se clavan. Eso le pasó a Begino, Pascual o Gonzalez, más o menos, en la misma época. Estos últimos años he sufrido mucho. Cuando se alargaba el tanto, al golpear de abajo arriba, sufría, no gozaba y era como un plomo. El cambio es para que a los chavales no les cueste tanto adaptarse.