Alex Txikon repone a estas horas su dolorido cuerpo en el campo base del Everest. El gélido viento le hizo retroceder desde el campo 4, echando por tierra sus ilusiones en el primer intento de hacer cumbre. Lejos de tirar la toalla, el vizcaíno lame sus heridas y acumula fuerzas para un posible segundo intento. Mientras tanto, en Euskadi, los montañeros de pedigrí que ya pisaron las cumbres más altas de la Tierra están pendientes de su suerte, deseando que Alex pueda escribir su nombre en los libros de historia.
Juanito Oiarzabal se siente muy identificado con el montañero de Lemoa. “Somos muy parecidos en la tenacidad, en las ganas y, sobre todo, en la ambición de querer realizar tu sueño. Somos muy iguales”, apunta. Conocedor de lo que supone una expedición de estas características, Oiarzabal pone énfasis en destacar la dificultad del reto de Txikon: “Solo entre el 1 y el 2% de la gente que llega a la cumbre del Everest en temporada estival lo hace sin oxígeno. Esta expedición se antoja muy exigente y, después de haber hecho el primer intento, independientemente de que las fuerzas te vayan mermando, volver a subir hasta el collado sur es complicado. Yo ahora desde aquí lo que le mando es mucho ánimo. Hay que tener muchísimas ganas de volver hacer un nuevo intento. Cuando se baja al campamento base y se piensa en un segundo intento es porque ve posibilidades de poder subir”.
Juanito recuerda que él subió el Everest sin oxígeno, pero en otras condiciones: “Fue en primavera, que no tiene nada que ver, con un montón de gente, un montón de huella abierta, un montón de cuerda fija y un montón de todo. Él está allí con las manos desnudas. Lo que está protagonizando Alex realmente es digno de mencionar y de aplaudir. Si le sale bien, será una gesta histórica para el montañismo vasco, por supuesto, pero también para el alpinismo mundial”.
“la decisión correcta” Edurne Pasaban, la primera mujer en coronar los catorce ochomiles, se congratula de la decisión que tomó Alex Txikon en el campo 4. “ En una época que no sea invierno el viento tiene que estar por debajo de trece kilómetros por hora ¡Imagínate en invierno!”, explica. “Encontrar esa ventana con tan poco viento es muy complicado. Si ha bajado al campamento base es porque las previsiones para los próximos días son de mucho viento y allí arriba lo que iba a hacer es desgastarse. La decisión que ha tomado de bajar al campo base me parece la correcta. Es lo que yo habría hecho, seguro”.
Ahora dice que Txikon debe “descansar mucho”, puesto que ha conseguido alcanzar una cota muy exigente: “El campo 4 del Everest es como el Shisha Pangma, que tiene 8.020 metros. Es como si hubiese hecho un ochomil y hubiese bajado. Lo que tiene que hacer es descansar. Él ya me dijo que estaba muy fuerte, pero está consumiendo muchos kilos, porque es lo que te hace la montaña”.
Txikon intenta hacer historia, algo que puede ejercer una gran presión. Pasaban no cree que sea algo que le afecte al vizcaíno. “Estará pensando más en todo lo que ha trabajado este mes y pico que lleva allí”, matiza la guipuzcoana, “creo que se está centrando en escalar y subir. No creo que Alex sea una persona que se deja llevar por esas cosas. Está pensando en lo que tiene enfrente y nada más”.
Edurne recuerda que estamos ante un intento histórico: “En 1953 se subió por primera vez el Everest y si en todos estos años no se ha subido sin oxígeno en invierno es porque es un reto muy complicado. Alex es una persona que tiene las cualidades para conseguirlo, porque es un tío joven, que tiene mucha experiencia en montaña y en invierno. Lo conozco y es muy fuerte física y mentalmente. Lo puede hacer porque tiene la suficiente cabeza, pero tienen que darse las condiciones en el entorno para intentarlo. Ojalá que Alex lo consiga. Si no es esta vez, lo volverá a intentar. Si alguien puede hacerlo, es él”.