Bilbao - “He dejado un poco apartados los estudios, pero ahora estoy terminando el Bachillerato. Me quedan un par de asignaturas. Espero acabar este año y empezar un módulo de administración y finanzas. Creo que me va a gustar, porque se me dan bastante bien las matemáticas”, desvela Ander Errandonea (Bera de Bidasoa, 1997). El delantero navarro comenzará su vida profesional con Aspe el próximo lunes 2 de enero en el Beotibar, que será una fiesta. Lo hará acompañado del anoetarra Xabier Tolosa.
En el momento en el que le llega la noticia del debut, ¿qué es lo que se le pasa por la cabeza?
-Fue una alegría inmensa. Nos lo dijeron prácticamente a la vez a Iñigo Martínez, compañero de club y amigo, y a mí y nos quedamos encantados. Es una oportunidad que nos da Aspe e intentaremos aprovecharla al máximo.
Son compañeros de club, de Bera de Bidasoa, pareja de toda la vida en la pelota, amigos?
-¡Y vamos a debutar el mismo día! Aunque juguemos en contra, ese día es para disfrutar. El debut será en el Beotibar de Tolosa, pero ya hemos organizado tres autobuses -el cuarto está en marcha- y alrededor de cincuenta personas irán por su cuenta. Habrá buen ambiente en el frontón.
Tiene claro que ahora le toca ser como una esponja y aprender mucho.
-Hemos estado entrenando el último año el técnico con Jokin Etxaniz y el físico con Justo Lillo y, al final, nos toca seguir el mismo ritmo. Aun así, hay que tener claro que ahora estoy jugando arriba y que los rivales son difíciles y pueden apretar mucho más. Todos estamos peleando por lo mismo, por ganar partidos y tengo que intentar progresar. Ese es el objetivo. Tengo un contrato de dos años y quiero progresar.
¿En qué parte tiene que hacer hincapié en su preparación?
-La parte física la estoy llevando bastante bien. Por mi parte estoy contento. Lo que hay practicar es el remate. Estamos ensayando la perfección. De momento, me encuentro muy a gusto. Soy un delantero que me gusta jugar en los cuadros delanteros, pero siempre me ha faltado el remate de aire, el gancho, y lo necesitas para estar ahí arriba.
¿En dónde cree que radica la diferencia entre el campo aficionado y el profesional?
-En las pelotas. En el campo aficionado se utiliza Punpa, pero son más bajas. Últimamente estábamos jugando con cueros que tenían mucha salida de frontis y poca de suelo. Ese tipo de material no me gusta nada. Para rematar es muy complicado. En profesionales, los zagueros tienen más difícil sobrepasar al delantero, por lo menos con los lotes con los que entrenamos. Aquí tienes más opciones de entrar. Me encanta ese tipo de pelota: que anda y que no sale mucho. Creo que me puedo amoldar bien.
Ha firmado un contrato de dos temporadas con Aspe. ¿Qué objetivos se marca en su carrera profesional?
-No puedes marcarte metas. Tienes que ir progresando y el tiempo te pone en tu sitio. Quiero aprovechar al máximo la oportunidad que tengo, sin entrar en los logros, porque te puedes llegar un gran palo si no los consigues.
Se trata de continuar creciendo en su carrera como profesional, ¿no?
-Sin duda. Por dos partidos que me salgan buenos, no soy el mejor; y si tengo una racha mala, no soy el peor.
Lo que está claro es que el saltar al campo profesional pone la lupa en el pelotari. ¿Cómo gestiona ese tipo de presión?
-Durante mi época de aficionado ya me ha tocado jugar finales retransmitidas por televisión y no me influyeron mucho. Así que creo que no me afectará esa tensión a partir de ahora. Sí que el foco está puesto encima de ti, pero se trata sobre todo de la época del debut. Después, cuando pase el tiempo, no habrá tanto movimiento.
¿Cómo le han tratado hasta ahora las manos?
-La verdad es que no he sufrido mucho de mal de manos. Además, ahora estoy en una racha muy buena. He acertado al hacer manos todos los días. Con una pelota dura, suelo ir siempre al frontón a hacer quince minutos para endurecer las manos. Por otro lado, al terminar los entrenamientos y llegar a casa, me aplico hielo y antiinflamatorio. Es un acierto. De hecho, no suelo ir al masajista. La última vez fue hace cuatro o cinco meses, que fui a Maule a un masajista que me gusta, que me quitó los problemas en un solo día.
Buena señal.
-Sí. Cuando tienes las manos fastidiadas, no es lo mismo. Sales al frontón de modo distinto. Así, cuando sabes que estás bien, juegas encantado.
Hace un año tuvo problemas físicos serios que le frenaron la progresión. ¿Cómo lo recuerda?
-Fue en verano, que me hice una lesión de rodilla en el ligamento externo. Fue una rotura parcial y tuve que estar tres meses parado. Lo malo fue que se alargó. Empecé a jugar y no era lo mismo. Cuando iba al ancho, no tenía confianza. Me costó mucho recuperarme. Después, en el partido que hice en la final del Comarcal de Lezama me noté ya de modo óptimo. Me costó darle la vuelta.
Aquel día, ante Azpiri-Zabala, ganó con comodidad junto con un gran Martínez (11-22). Les salió un encuentro redondo.
-No salió un gran encuentro. Pude acabar muchos tantos.
Su padre, Inaxio, forma parte de Aspe y además es un expelotari laureado. ¿Le da consejos?
-Me dice que siga y que disfrute. Él quiere que yo disfrute jugando a pelota. Las recomendaciones las deja para Jokin Etxaniz y así. Aunque me dé consejos, me cuesta asimilarlos a veces, pero se intenta tomarlos.