- No era la noche de ayer propicia para esperar una gran entrada, o al menos una parecida a las de las últimas jornadas, por aquello de las cada vez más habituales cenas de empresa, sin embargo Mendizorroza y sus fieles aficionados volvieron a estar a la altura. 18.067 espectadores acudieron a la llamada de su equipo en el último duelo liguero del año, ya que la semana que viene, concretamente el jueves 22 de diciembre, los hombres de Pellegrino jugarán el partido de vuelta de la Copa ante el Nastic, al que ya derrotaron en la ida con notable suficiencia (0-3). Entonces sí, Mendizorrotza echará el telón a un año natural extraordinario donde el alavesismo, primero en Segunda División y posteriormente en la elite del fútbol, siempre ha estado a la altura de las expectativas. Ayer ante el Betis, a pesar de las bajas temperaturas, que obligó al respetable a atiborrarse de gorros, mantas y prendas de abrigo, no fue una excepción. Se sigueron los rituales habituales, se increpó al presidente de la Liga de Fútbol profesional, Javier Tebas, y llamó la atención la falta de pancartas críticas con este mismo organismo, algo que en las últimas semanas había sido habitual y que, quizá, ha obligado a rebajar el tono crítico ante la sucesión de “persecuciones” que la grada de animación ha venido denunciando desde los partidos de Real Madrid y Osasuna. Ayer, por tanto, inmaculado fue el comportamiento el que protagnizaron ambas aficiones, ya que a pesar de la distancias, también hubo presencia bética en Mendizorroza. Una veintena de seguidores se armaron de valor para viajar hasta Vitoria y desplegar en el graderío su tradicional arte, que sin embargo se quedó congelado en el minuto 58 con el gol de Deyverson tras un pase magistral de Toquero. Respiró entonces aliviado el alavesismo, incrédulo aún a estas alturas del campeonato por la notable marcha de su equipo.
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