Muchos equipos viajan en avión de una parte del mundo a otra cada semana y cada día para disputar sus partidos de las distintas competiciones deportivas. Pero la desgracia no avisa y cuando se presenta por sorpresa provoca un gran sobresalto. Ayer, pocos minutos después de que se conociera la tragedia que sufrió el Chapecoense, muchos otros deportistas tomaron aviones para cumplir con su obligación de competir. Probablemente, llevarían la procesión por dentro, aunque la historia diga que no es frecuente que se produzcan desgracias como la que sufrió ayer el modesto club brasileño, cuyo sueño de fútbol se estrelló y desapareció entre los amasijos calcinados de un avión en Colombia.

En el último siglo ha habido otras tragedias aéreas que entraron en la leyenda negra del deporte porque fueron imprevisibles y tuvieron gravísimas consecuencias. La primera de ellas fue la que sufrió el 4 de mayo de 1949 el Torino cuyo avión se estrelló contra la Basílica de Superga, en el mismo Turín, cuando estaba a punto de finalizar un viaje rutinario a Lisboa. El accidente no dejó supervivientes y acabó con la vida de 31 personas, entre las que estaba la plantilla del Grande Torino, que entonces estaba dominando la Serie A con cuatro títulos consecutivos.

Otro equipo mítico, el Manchester United de los años 50 del siglo pasado, conocido como los Busby Babes, se vio truncado por la tragedia en un accidente de avión ocurrido en febrero de 1958 en Munich en el que murieron 23 personas, ocho de ellas miembros del equipo. El técnico Matt Busby y Bobby Charlton, entre otros componentes de la plantilla, estuvieron entre los 21 supervivientes. Después de la obligada reconstrucción de la plantilla, ambos condujeron a los Red Devils a su primera Copa de Europa diez años más tarde.

La épica y el dramatismo extremo siguieron al accidente del avión de la Fuerza Aérea de Uruguay que se estrelló en los Andes chilenos con el resultado de la muerte de 29 de los 45 ocupantes del aparato en el que viajaba el equipo de rugby Old Christians. Antes de ser rescatados, los 16 supervivientes resistieron durante 72 días en condiciones durísimas de frío y nieve, llegando incluso a practicar el canibalismo, en un episodio vital que quedó reflejado en la película Viven.

andes malditos La cordillera andina fue escenario de otros siniestros relacionados con el deporte y la aviación. En abril de 1961 un avión se estrelló y murieron 24 personas, entre ellas parte de la plantilla del equipo chileno Green Cross y otros cargos directivos del fútbol de ese país. En 1968, en los Andes bolivianos, 17 jugadores de The Strongest murieron en un accidente que acabó con la vida de 74 personas en total.

Las selecciones nacionales también han sufrido en algunas tragedias aéreas. Así, ocho futbolistas de Dinamarca murieron en 1960 en un accidente ocurrido en el mismo aeropuerto de Copenhague. En 1961, un año especialmente negro, un avión que cubría la línea Nueva York-Bruselas se estrelló cerca de la capital belga y perdieron la vida 72 personas, entre ellas l8 patinadores, seis entrenadores y cuatro jueces del equipo estadounidense que iba a disputar el Mundial de patinaje artístico. Y en 1993, toda la selección de Zambia, incluidos técnicos y jugadores, falleció cuando su avión cayó al mar poco después de haber repostar combustible.

Hasta la de ayer, la tragedia aérea más reciente ocurrió en un vuelo entre Moscú y Minsk que llevaba al equipo de hockey sobre hielo del Lokomotiv. Fallecieron 44 de los 45 pasajeros del avión.

A lo largo de la historia reciente ha habido otros sucesos con numerosas víctimas como las 178 personas, entre ellas 17 miembros del equipo de fútbol uzbeco del Tashkent, que murieron en 1979 después de que chocaran dos aviones dentro del espacio aéreo soviético; los 102 fallecidos en 1970 en un avión dominicano, entre ellos toda la selección femenina de voleibol de Puerto Rico; o las 87 víctimas mortales en el aeropuerto de Varsovia, que incluyeron a 22 boxeadores aficionados de Estados Unidos.

Pero el fútbol, el deporte, la vida, continúan de forma imparable e insensible, y ayer se jugaron muchos partidos y se tomaron muchos vuelos en todo el mundo mientras en tierra se guardaba luto y respeto por todos los fallecidos del Chapecoense, ese pequeño club para el que ya nada será lo mismo. Viajaban a un sueño y 75 personas se quedaron en el camino.

4 de mayo de 1949. El avión del Torino se estrella contra el campanario de la Basílica de Superga, en Turín, y mueren 31 personas, entre ellas casi toda la plantilla del Torino.

6 de febrero de 1958. Se estrella en Munich el avión en el que viajaba el Manchester United. Fallecen 23 personas y entre los supervivientes está Bobby Charlton.

27 de abril de 1993. Un avión de la Fuerza Aérea de Zambia que se dirigía a Senegal cae al mar. Mueren sus 30 ocupantes, entre ellos todos los miembros de la selección de Zambia de fútbol.

7 de septiembre de 2011. El Lokomotiv Moscú de hockey hielo viajaba a Bielorrusia, pero al poco de despegar el avión se estrelló cerca de Yaroslav. Fallecieron 44 de sus 45 pasajeros.