vitoria - Días después de que el entorno familiar y deportivo del Club Ariznabarra denunciara públicamente al Ayuntamiento por la “falta de vergüenza” que supuso la instalación del nuevo vestuario (por emplear un adjetivo benévolo) que deberán utilizar los chavales hasta que las obras de las nuevas instalaciones concluyan, el Consistorio ha reculado y, a medias, ha buscado otra alternativa más digna que el contenedor inicial que previó para que los equipos pudieran cambiarse y que, como denunció este periódico, no contaba ni tan siquiera con las condiciones mínimas para albergar este tipo de servicios. Y es que los dos contenedores de carga previstos e instalados la semana pasada -uno de ellos iba a estar destinado únicamente como almacén- no contaban ni con agua, luz, ventilación, calefacción ni tan siquiera con “un mísero banco para que los chavales se puedan sentar”, clamó entonces uno de los padres afectados. Como quiera que el revuelo social llegó hasta el Ayuntamiento -el club cabe recordar que agrupa en estos momentos a 400 jugadores- y como quiera también que las obras de acondicionamientos de las nuevas instalaciones comenzaron ayer y no está previsto que finalicen hasta el 9 de enero, desde el ámbito municipal se decidió acelerar los trámites para mantener los dos contenedores actuales -que se emplearán como almacén-, instalar una caseta de obra en unas condiciones dignas, que era lo que demandaban tanto el club como las familias de los chavales, y ampliar el abanico de posibilidades para poder ducharse, que hasta ayer se ceñía exclusivamente a los frontones Beti Jai y que ahora se amplía al centro cívico de Ariznabarra hasta las 19.00 horas.