Real Madrid94 - Zaragoza68

REAL MADRID Randolph (13), Rudy (7), Maciulis (3), Ayón (12) y Llull (16) -cinco inicial-, Carroll (19), Nocioni (3), Reyes (14), Taylor (3), Suárez (2), Draper y Doncic (2).

TECNYCONTA ZARAGOZA Holt (5), Bellas, Benzing (23), Norel (10) y Fotu (14) -cinco inicial-, Alocén, Jelovac (14), García (2), Kraljevic, Servera y Barreiro.

Parciales 21-21, 16-16, 25-11, 32-20.

Árbitros Bultó, Oyón y Caballero. Sin eliminados por faltas.

Pabellón Barclaycard Center. 9.445 esp.

Madrid - El Real Madrid despertó en la segunda parte, de la mano de Felipe Reyes y Sergio Llull, principalmente, para conseguir la victoria por 94-68 ante un Tecnyconta Zaragoza que llegó al descanso con muchas opciones.

El escaso espíritu con el que comparecieron en el partido los jugadores del Real Madrid, que jugaban su cuarto partido en ocho días, determinó las primeras ventajas del equipo zaragozano, 5-11, porque la defensa tampoco apareció y el acierto ofensivo también se vio resentido.

Pese a todo y más por inercia que por méritos reales el Madrid igualó la contienda (13-13) mediado el primer cuarto, pero el punto de inflexión llegó tras un tiempo muerto en el minuto 7 (13-17), cuando Pablo Laso intentó la solución clásica, poner a Felipe Reyes en pista par inyectar un poco de nervio y a Jaycee Carroll para elevar la anotación.

En el minuto 8.35 los locales consiguieron ponerse por delante por primera vez en el marcador, 21-19, aunque fue una ventaja efímera, porque el primer cuarto se cerró con empate a 21. El Madrid comenzó con más ganas en el segundo acto, aunque no mejoró en exceso su rendimiento. De hecho poco a poco fue aflojando hasta que el equipo maño volvió a igualar las cosas, 37-37 al final de la primera parte.

El paso por vestuarios atemperó a un Real Madrid con más empeño en la tarea (41-37 que tiró de manual defensivo para comenzar a dominar en ataque de la mano de Llull y Rudy. El equilibrio en los rebotes y el parcial de 25-11 fueron letales para un Tecnyconta Zaragoza que fue perdiendo energía en la medida que su rival fue creciendo en juego y ya. Laso no dejó que sus jugadores bajasen la tensión competitiva. - Efe