AJosean Querejeta se le han reconocido muchos logros a lo largo de su gestión en el Baskonia. Desde el pasado viernes hay que añadirle otro más a su vida y obra: que una parte del pueblo tuitero estuviera celebrando los 40.000 euros de recompensa que da la Euroliga por ganar un partido de su competición. La verdad es que me hizo gracia ver hasta dónde llega la militancia querejetista, capaz de celebrar esta inyección del 0,2% de presupuesto como un mini triunfo de la gestión, como algo casi tan importante, al menos a la hora de ponerlo en 140 caracteres, como la victoria en sí. “Victoria y 40.000 euros, no está mal para una noche”, decía uno. “40.000 euros para la saca”, añadía otro. Con tanta efusividad, uno llegó a creer que alguien pensaba que ese dinero se lo iban a dar a ellos. Este sistema de recompensas económicas por logros deportivos lleva más de una década implantado en la Champions League. En la actualidad, ganar un partido europeo el martes o el miércoles por la noche tiene un añadido de 1,5 millones de euros, más de lo que percibirá el campeón final de la Euroliga. Un dato interesante para comprender las diferencias entre las industrias del baloncesto y el fútbol en Europa. Todavía estoy por conocer al aficionado del Atlético o el Sevilla sacar pecho de ese kilo y medio pese a que tenga un impacto mayor en su presupuesto. Por eso hay que descubrirse ante la virtud de Querejeta de convertir a aficionados de baloncesto en celosos de la contabilidad que serían capaces de hacer la declaración de la renta a cualquier jugador del Barcelona. El baskonista medio no solo se preocupa de que el equipo gane, también de que los números, como diría Pablo Iglesias, den. Aunque no den. La militancia siempre celebrará el kilo que dejó éste o aquél aunque su sustituto no sirva para nada. Cuando Baskonia vendió a Oleson al Barcelona y fichó a Jelinek dos o tres semanas antes de una Copa del Rey, un activista nos dijo a sus atónitos interlocutores algo así: “A Josean (ellos siempre le llaman Josean) le da igual esta Copa, él piensa en el futuro y Jelinek es el futuro”. Para este ejército de contables, un jugador siempre se marcha porque le triplican el sueldo. Da igual a dónde se marche. Se lo triplican. Y Baskonia a eso nunca puede llegar. NUN-CA. Para esta gente de números, las noticias sobre los impagos a jugadores siempre son invenciones, generalmente de este periódico. “Si Baskonia no les paga que vayan a los juzgados y denuncien en vez de llamar a un periodista”. Crespi lo hizo y ganó; también Tabak, Dusko y un largo etcétera.. pero vamos, que da igual eso ahora.

que los números cuadren Indagando sobre esto de los premios de la Euroliga uno ha terminado en un artículo de hace un año en el que decía que el premio por victoria en la pasada edición era de 35.000 euros, a efectos prácticos lo mismo que ahora. A lo que voy es que, si casi nunca durante el pasado curso se celebraron tantas noches de 35.000, ¿por qué ahora sí? Yo me supongo que tiene que ver con que ahora hay que repetir una vez por conversación que esta Euroliga es la polla y Querejeta un gurú por haber conseguido que Baskonia esté dentro durante diez años (plas, plas). Por más que el formato, cuestionado por muchos jugadores, sea nuevo y exista esta seguridad de una década (algo que me supongo puede cambiar si no termina de arrancar como producto), la competición en esencia es lo mismo y seguramente sea la antesala, en el mejor de los casos, de hacer una liga continental. A falta de títulos y de Final Fours que acoger, por el camino el baskonista de a pie ha aprendido a celebrar la gestión. No la que no permite al club retener a sus estrellas y consolidar un bloque, ni la que es incapaz de vender un proyecto sostenible en el tiempo a ningún entrenador top. No. La gestión que permite seguir tirando. Por eso se celebran ventas que diezman lo deportivo. Por eso cada victoria en Euroliga es como un pequeño 22 de diciembre. Que los números cuadren es el postmodernismo del hincha. Lo de ganar sin mirar el activo y el pasivo es demasiado noventero.