Era algo que ni siquiera me imaginaba. Ha sido impresionante por el ambiente que había en el frontón, por la gente cómo me ha empujado, por cómo ha ido el partido? Al principio, he salido un poco agarrotado, pero la verdad es que ha sido impresionante. No me puedo retirar mejor”, desvelaba ayer Pablo Berasaluze. Lo decía con el rostro ligeramente emocionado tras acabar el carrusel de sentimientos sobre la cancha negra del Bizkaia. Lo decía después de que el club Olaburu de Iurreta le hiciera el paseíllo, de que su amigo Ibai Zabala le bailara un aurresku, de que sus sobrinos le deleitaran con unos regalos, de que Asegarce conmemorara su carrera deportiva tan larga y de que el frontón de Bilbao le guardara un hueco en sus paredes para él. Recordó el puntillero de Berriz que “ha habido momentos muy duros. Cuando han salido los sobrinos, me ha venido a la cabeza mi padre. Son muchos los momentos que he pasado desde niño con mi padre. Son instantes duros, pero bonitos a la vez. La gente me ha acompañado y no tengo palabras para agradecer a todo esta afición que ha estado conmigo estos últimos años. Les quiero dar las gracias a todos”.

En esos momentos complicados, a Pablo le vino a la cabeza su aita, el primer Berasaluze II, José Antonio, que fue el pilar en su crecimiento pelotazale. “En el partido solo había una persona, él. Además, tengo una tía que está pasándolo mal. Quiero mandarla un abrazo. A ver si todo va bien”, concretó. Además, reveló que “en el último saque se me han pasado muchas cosas por la cabeza. Tenía muchas ganas de ganar por la afición, por todos. Si hubiera perdido, tampoco hubiera pasado nada. Mi ilusión era terminar jugando con Mikel Urrutikoetxea y contra Aimar Olaizola, el mejor pelotari que he visto”.

Por otro lado, apostilló que “no todo son txapelas. La afición me ha dado mucha fuerza para tirar para adelante”. Se le removieron las costuras al berriztarra en su despedida, que se sorprendió por todo lo que sucedió. Por el torbellino de emociones. “Me he sentido muy bien”, asintió.

Mañana comienza una nueva etapa en Asegarce. “Estoy muy contento, porque era lo que quería: seguir vinculado a la pelota. En la empresa me siento como en casa”, definió.

un adiós rodeado de amigos Uno de los mejores amigos de Pablo Berasaluze dentro de la pelota a mano profesional es Hodei Beobide no se perdió la bonita tarde pelotazale. El zaguero de Ubidea, que ahora reside en Vinuesa, Soria, no quiso perderse el último encuentro del puntillero de Berriz. “Pablo es un gran compañero y un gran amigo. En los momentos complicados siempre estuvo junto a mí. Me apoyó. Ha recibido un merecido homenaje por toda su carrera”, desgranó el exmanista profesional, quien agregó que “es un día especial para todos los que estamos con él”.

Ibai Zabala, que ejecutó el aurresku para poner la guinda al homenaje, confesó que fue un momento “muy emotivo”. “Sabía que me iba a tocar, quería hacerle un detalle especial y dije que me ofrecía voluntario para hacer el baile. Ha merecido la pena. La gente está muy emocionada”, declaró el guardaespaldas de Berriz. Ibai, que pasó todo el partido en la primera fila de las butacas de cancha, reconoció haberse puesto un poco “nervioso”. También resaltaron su figura Alexis Apraiz y Aimar Olaizola, que alabaron de él su capacidad de “rematar”.

Mikel Urrutikoetxea, su compañero en la cita, se quedó con Pablo hasta el final, hasta que se acabaron los ecos mediáticos de la cita. Como aquel 24 de febrero en el que Berasaluze II anunció su despedida. Tras la ducha, los fastos, ya no había gritos en el Bizkaia. El silencio trajo la realidad: el fin de una época mágica.