RÍO DE JANEIRO - Andy Murray vive el mejor momento deportivo de su carrera y ayer se hizo un hueco en la historia olímpica al lograr su segunda medalla de oro individual, algo que ningún tenista ha logrado. El de Dunblane derrotó en una final extenuante que fue una montaña rusa a Juan Martín Del Potro que nunca se dejó ir y llevó su resistencia por encima de las cuatro horas (7-5, 4-6, 6-2 y 7-5) antes de ceder el oro agotado y abrazado a su rival en una señal de mutuo reconocimiento. “El de hoy ha sido uno de los partidos más duros que he tenido que jugar por un gran título. Emocionalmente, ha sido complicado. Físicamente, muy duro. He habido muchos altibajos en el juego”, reconoció Murray, “muy orgulloso” de lo conseguido, sobre todo porque “en cuatro años pueden pasar muchas cosas en el deporte”. El escocés tuvo que manejar, además, la presión de ser el favorito desde el momento en que Djokovic fue eliminado en primera ronda. Pero ahora Murray es un jugador más estable mentalmente, que no se deja superar ni por un ambiente tan caldeado como el que se vivió en la final, que incluso llegó a provocar la expulsión de un espectador. “El público me hizo correr todo el rato, una bola más. Todos esos argentinos que vinieron a verme hicieron que no me rindiera y peleara hasta la última bola”, comentó Del Potro, que ha regresado al primer plano, aunque ahora tiene la dura tarea de volver a progresar en la clasificación mundial hasta el lugar que le corresponde.

Andy Murray, que acumula este año la victoria en Wimbledon, las finales del Abierto de Australia y de Roland Garros y el oro en Río, ha aprovechado su oportunidad. “Quiero disfrutarla al máximo. No sé si llegaré a Tokio, pero si lo hago seguro que no es al mismo nivel al que estoy ahora”. El británico está en su momento. - R. C.