Río de janeiro - Kohei Uchimura no tiene fin: amenazado su reino por el ucraniano Oleg Verniaiev, que le marcó el paso hasta el último ejercicio de la final, el japonés sacó lo mejor de su gimnasia para proclamarse campeón olímpico por segunda vez y dar así continuidad a un ciclo sin antecedentes remotamente parecidos. Cuando Verniaiev ya celebraba el oro, al cerrar la competición con un ejercicio de barra excepcional, los escasos 14,800 puntos que recibió como nota le hicieron llevarse las manos a la cabeza al comprender que, para batir a Uchimura, hay que contar con que en el mundo de la gimnasia él es el rey. También para los jueces.
El japonés ganó el oro con 92,365 puntos, Verniaiev la plata con 92,266 y el británico Max Whitlock el bronce con 90,641. Solo en dos ocasiones un campeón olímpico individual había repetido título: el soviético Victor Chukarin en 1952 y 1956 y el japonés Sawao Kato en 1964 y 1968. Si alguien tenía que ser el tercero era Uchimura, seis veces consecutivas campeón mundial y desde el lunes, también campeón olímpico por equipos.
Como hace cuatro años en Londres, Uchimura hizo pensar en las rondas previas a esta final que estaba en riesgo de ceder la corona. Esta vez a Verniaiev, cinco años más joven y a día de hoy, en varios aparatos, sensiblemente superior. La final fue una bendición para los amantes de la gimnasia. Se decidió en el último ejercicio. Fue un placer comparar aparato a aparato los estilos de los dos favoritos, contenido y frío el del japonés, más explosivo el del ucraniano, al rotar ambos en el mismo aparato.
Uchimura empezó con su seguridad habitual en el ejercicio de suelo, mejor valorado que el de Verniaiev, aunque ambos fueron superados por Whitlock: el subcampeón mundial de la especialidad vuela en sus series acrobáticas. Pero en caballo con arcos y, sobre todo en anillas, el ucraniano sobrepasó a Uchimura con claridad. Se plantó en la mitad del concurso con casi medio punto de ventaja sobre el japonés, separados ambos por Whitlock, que aguantaba el tipo entre los dos gigantes.
El salto recordó a los espectadores de la Arena Olímpica la enorme calidad de los gimnastas que se estaban jugando el título. Un 15,566 de Uchimura le acercó ligeramente, pero no lo suficiente, a Verniaiev, 15,500. Les separaban en la nota global 465 milésimas.
El campeón europeo no acusó el desgaste en su mejor aparato, las paralelas, en un ejercicio de tan alto grado de dificultad que se fue por encima de la barrera sagrada de los 16 puntos (16,100), pese a dar dos pasos en la salida. El plusmarquista histórico de títulos mundiales no llegó a ese nivel de perfección. Menos limpio en sus vuelos y más inseguro en los elementos de fuerza, sus 15,600 le situaron a 901 milésimas de Verniaiev a falta de la barra.
Whitlock, mientras, precisamente en la barra, se había descartado para el oro y casi la plata con un 14,700. Uchimura salía primero. El aparato en el que se ha caído en competiciones importantes en esta temporada le dio el oro olímpico: enlazó las sueltas con agilidad, seguridad y no poco riesgo y, tan importante, clavó la salida. Su grado de dificultad se valoró en 7,100 y la nota total fue de 15,800. Verniaiev tenía que hacer un 14,899 que estaba muy a su alcance. Con el pabellón en silencio, el ucraniano también hizo una presentación soberbia, salvo un paso en la salida. Con 6,500 de dificultad, la nota final de 14,800 pareció escasa. Pero los jueces habían dictado sentencia a favor de Uchimura y el oro ya era inamovible.
Tras unos segundos de desconcierto, Verniaiev se puso la bandera ucraniana a modo de capa y acudió a abrazar a Uchimura. Por detrás de Whitlock, que firmó el bronce, terminaron fuera del podio todos los representantes de las potencias clásicas de la gimnasia masculina, empezando por rusos (David Belyavski, cuarto), chinos (Ling Chaopan y Deng Shudo quinto y sexto, respectivamente) y estadounidenses (Sam Mikulak séptimo).
El colombiano Jossimar Calvo ocupó la décima plaza y dejó una impresión muy grata como gimnasta completo. El cubano Manrique Larduet, subcampeón mundial, abandonó la final debido a una lesión. Había participado en las rotaciones de anillas, con un ejercicio excelente que mereció un 15,133, y de salto; se cayó al suelo en la recepción y fue puntuado con 14,000. Kohei Uchimura ha ganado todos los títulos mundiales, seis, disputados desde 2009. Esas seis medallas son solo la tercera parte de las que ha obtenido en campeonatos del mundo. Mientras, se hizo con cinco medallas olímpicas, entre ellas el oro individual en el concurso completo en Londres. El lunes sumó la sexta y la que más deseaba en este momento de su carrera, el oro olímpico por equipos, y el miércoles por la noche la séptima.
4.000 euros por jugar a pokémon Apodado en el mundillo de la gimnasia El rey, Uchimura, de 27 años y 1,62 metros de altura, está casado y tiene dos hijas. Se crió en el gimnasio de Nagasaki propiedad de sus padres y su inspiración infantil fue el protagonista de unos dibujos animados nipones, un joven gimnasta que soñaba con la gloria olímpica. Y parece que le ha superado. Le encantan los coches y salir de compras. La primera noticia que dio en Río no estaba relacionada con la gimnasia: se gastó medio millón de yenes (4.372 euros) en roaming por jugar a Pokémon Go.
Está por ver si Uchimura, que aún puede colgarse más medallas en Río, llega hasta los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Ante su público y en su país, sería el escenario ideal para retirarse.