Vitoria - La pelota aficionada despidió ayer las fiestas con el trofeo de la Virgen Blanca, que se llevó el dúo formado por Larrañaga y Vicente para sorpresa de la mayoría. Los colorados fueron mejores y marcaron la pauta, protagonizando el argumento de la película. Una película cuyo desenlace era previsible ya desde los primeros compases. Los azules Dorronsoro y Azpiazu parecían una pareja más compensada pero no pudieron plantar batalla en la final. El día era propicio para el juego talentoso de Dorronsoro, por la ausencia del sol de frente y por su habilidad rematadora, además de contar con la presunta superioridad de su zaguero Azpiazu, pero ni uno estuvo acertado ni otro dominó el peloteo. Por el contrario, Larrañaga marcó el devenir del partido combinando potencia y variedad de golpes, mientras que Vicente respondió en el frontón como acostumbra, siempre seguro y efectivo, con menos golpe pero con intención.
La clave estuvo en la falta de dominación de Hegoi Azpiazu, con multitud de fallos en pelotas fáciles a excepción de un par de elegantes ganchos. Esto facilitó las cosas a Larrañaga, que se encontró muy cómodo en todo momento. Final con poca historia.
En la final juvenil, David Uribe y Álvarez de Eulate también han sido superiores a sus contrarios. Se sobrepusieron a la pareja azul, Altube-Zubimendi, por 22 a 14. En cuanto Uribe comenzó a carburar igualaron el buen inicio de Altube para desarbolar el juego de los azules. En los cuadros largos buen combate de sus protagonistas.
En la final cadete que abría la jornada Kevin Álava y Andoni Marcaida cayeron por 9 a 22 ante la pareja azul Yuste-Núñez. En esta final hemos podido ver la mejor versión de Yuste que ha ganado de cabeza su duelo particular ante Álava, muy poco acertado en el partido decisivo. Por su parte, Núñez se mostró muy tranquilo frente a un rival sin apenas opciones de lucimiento. - DNA