brasil ha entrado en depresión. La selección masculina de fútbol, anfitriona en unos Juegos Olímpicos que han empezado de la peor manera posible para la canarinha, volvió a firmar un empate sin goles ante Irak en el partido correspondiente a la segunda jornada de la fase de grupos y, como consecuencia, encolerizó a los hinchas brasileños presentes en las gradas del estadio Mané Garrincha, en Brasilia.

La paciencia de los seguidores tocó a su fin en la noche del domingo con el 0-0 final, aunque los silbidos hacia los jugadores de Rogério Micale comenzaron minutos antes del pitido final. Neymar, líder indiscutible de una selección obligada a luchar por la medalla de oro, fue quien se llevó la peor parte. El 10 de Brasil, lejos de su mejor versión contra Suráfrica e Irak, encuentros finalizados con sendos empates sin goles, fue el blanco de las iras locales. El otrora afable Neymar, tan dado a reír mientras hace de las suyas ante la mirada de las defensas rivales, asoma en los Juegos como un jugador nervioso y taciturno, al mismo tiempo que la magia del prometedor Gabriel Jesus parece haberse diluido en coincidencia con su anuncio como nuevo fichaje del Manchester City. El pobre juego desplegado frente a Irak, un combinado menor, resultó demasiado duro para la torcida brasileña, que apenas pudo saborear un puñado de ocasiones de gol, llevándose un par de sustos de primera magnitud. El repudio al equipo masculino de fútbol, así pues, se ha hecho nacional mientras se ha tornado sintomático en los estadios elogiar el gran nivel de la brasileña Marta, cinco veces ganadora consecutiva del FIFA World desde 2006, y burlarse de Neymar.

“¡Aaaah, Marta es mejor que Neymar!”, es el estribillo, ya convertido en moda, entonado por los hinchas que han llenado los graderíos del estadio Engenhao, de Río de Janeiro, para acompañar las dos primeras exhibiciones de las brasileñas, con goleada por 3-0 a China el 3 de agosto y por 5-1 a Suecia el pasado sábado. El cántico, que no gusta a la protagonista al defender que “Marta es Marta y Neymar es Neymar”, se extendió a Brasilia, donde los jugadores de Micale volvieron a decepcionar contra Irak, cuyos jugadores abandonaron el terreno de juego bajo los aplausos de los aficionados locales.

la clasificación, en el aire El presente, no en vano, figura demasiado gris para la pentacampeona del mundo, que deberá ganar en la tercera y última jornada de los Juegos a Dinamarca para avanzar a los cuartos de final y evitar que un triunfo de sudafricanos o iraquíes en el otro partido del grupo les deje fuera del torneo olímpico antes de tiempo. La eliminación, tras caer el pasado mes de junio en la fase de grupos de la Copa América, supondría un nuevo mazazo para un país que quedó profundamente lastimado hace dos años en el Mundial que albergó.

La goleada sufrida ante Alemania (1-7) en semifinales sumió a Brasil en una gran depresión que, 763 días después, aún no ha superado.