Desde Atenas 1986 hasta Londres 2012, la historia de los Juegos demuestra que no hace falta ser el más rápido ni el más alto ni el más fuerte para tener un hueco en la historia olímpica.

El griego Spirodon Louis fue el gran héroe al ganar el maratón. Antes de la prueba rezó durante 24 horas y se comió una gallina; tras su triunfo le recompensaron con comida, cortes de pelo y limpieza de zapatos gratis de por vida. Louis rechazó los refrescos que le ofrecieron al llegar a meta -se recuperó a base de vino- y también a uno de los hombre más ricos del país, que le ofreció la mano de su hija. Además, Grecia se aseguró varias medallas con una prueba de natación: los 100 metros para marineros. Solo podían participar marineros griegos.

En los 100 metros lisos, un francés corrió con guantes porque “compito delante del rey y hay que guardar las formas”. Por su parte, Robert Garrett ganó en lanzamiento de disco, disciplina que jamás había practicado antes de llegar a Grecia.

Los atletas que subieron al podio fueron recompensados con toallas, platos y paraguas -no recibieron sus medallas hasta 1912- en una edición con pruebas como carreras de sacos, salto de la rana o rotura de olas. En cuanto a la organización, las pruebas de natación fueron en el Sena sin que se interrumpiese el tráfico de barcos y las de peso y disco se disputaron con un enorme árbol en mitad de la trayectoria de los lanzamientos.

El estadounidense Ray Ewry había pasado su infancia en silla de ruedas por culpa de la polio y en París fue oro en tres pruebas de saltos. En una prueba de remo, Holanda utilizó a un niño como timonel por que el suyo era demasiado pesado. Ganaron, pero el chaval se marchó antes de poder entregarle la medalla.

Fred Lorz entró victorioso en el maratón, pero a los jueces les extrañó su frescura y corroboraron que abandonó, hizo gran parte del recorrido en coche adelantando a sus rivales y solo corrió los últimos metros antes del estadio. El verdadero ganador, Thomas Hicks, consumió sulfato de estricnina y coñac antes de la prueba y se le considera el primer dopado de la historia. En la misma prueba, Félix Carvajal iba primero con gran ventaja, pero tal era su hambre que subió a un árbol y se dio un atracón de manzanas. Poco después sufrió un gran dolor estomacal y fue adelantado por varios rivales para acabar cuarto.

George Eyser ganó tres oros, dos platas y un bronce en gimnasia compitiendo con una pata de palo. Su pierna izquierda le fue amputada tras ser arrollado por un tren. Además, paralelamente a estos Juegos se disputaron los Días Antropológicos para deportistas negros, indios y sirios.

La prueba de ciclismo fue un caos. Los participantes no sabían dónde estaba la meta, salieron al sprint y pronto quedaron desfondados. En maratón, Dorando Pietri entró primero al estadio pero iba tan agotado que empezó a correr en sentido contrario. Los jueces -entre ellos Arthur Conan Doyle, autor de Sherlock Holmes- le corrigieron, pero se cayó más de diez veces y acabó descalificado. También lo fue, en 400 metros, John Carpenter por amenazar a Wyndham Halswelle. Sus compatriotas abandonaron por solidaridad y Halswelle corrió solo la reedición de la prueba. Ganó, claro.

Jim Thorpe arrasó en pentatlón y decatlón, pero fue descalificado por haber ganado 20 dólares en una liga de béisbol. Por su parte, el velocista negro Howard Drew, gran favorito, no corrió la final de 100 metros. La versión oficial lo achacó a una lesión, pero se dice que su entrenador se lo prohibió para que ganara un blanco

La final de lucha grecorromana fue detenida después de nueve horas de combate; una de las semifinales había durado once horas y el ganador se negó a disputar la final por cansancio. Además, uno de los maratonianos, el nipón Kanikuri, desapareció durante 50 años. Al ser localizado dijo que fue tal su vergüenza al tener que pararse durante el trayecto que decidió huir y vivir en el anonimato.

En esta edición, el padre de Grace Kelly fue oro en remo, mientras que el estadounidense James Howard Snook, oro en tiro, fue ejecutado diez años después en la silla eléctrica por matar a su amante. Charles Paddock usó una técnica peculiar para ganar en los 100 metros: tirarse en plancha al llegar a meta.

Johnny Weismuller, que años después se convirtió en Tarzán, ganó tres oros en una edición cinematográfica en la que el inglés Harold Abrahams se llevó los 100 metros. Años después su vida fue llevada al cine en Carros de Fuego. El otro atleta interpretado, Eric Lidell, era el favorito en 400 pero no corrió porque la carrera era el domingo y su religión se lo impedía. Además, Robert LeGendre no fue seleccionado para la prueba de longitud, pero batió el récord mundial en 33 centímetros en pentatlón, mientras que el boxeador Roger Brousse fue descalificado por morder a su rival.

La reina Wihelmina consideraba los Juegos “una manifestación pagana” y no apareció por el estadio ni en la inauguración ni en la clausura de una edición en la que varias mujeres sufrieron colapsos en 800 metros, lo que hizo que hasta 1960 no hubiera pruebas femeninas de más de 200. Además, Douglas McArthur, jefe de la delegación estadounidense, fue general en la II Guerra Mundial.

Otro deportista que acabó interpretando a Tarzán, Clarence Crabbe, ganó los 400 libres y, en la prueba de 3.000 obstáculos, los jueces se equivocaron y obligaron a los atletas a dar una vuelta de más.

El alemán Lutz Long ayudó en su último salto (llevaba dos nulos en longitud) a Jesse Owens colocando un jersey en el lugar ideal para la batida. El estadounidense acabó ganando el oro ante Long en unos Juegos en los que la canción de guerra de los nazís sonó hasta 480 veces. Además, la entrenadora de Holanda celebró el oro del 4x100 lanzándose a la piscina. Casi se ahoga porque no sabía nadar.

El húngaro Karoly Takacs fue oro en tiro usando la mano izquierda. Fue diestro hasta que en 1938 una granada le destrozó esa mano. Por su parte, el jinete mexicano Humberto Cortés desobedeció a su Gobierno y acudió a los Juegos. Ganó el oro en salto, pero fue condenado a 20 años de cárcel. Además, un pakistaní, al quitarse la ropa antes de una prueba de natación, se dio cuenta de que no llevaba bañador y estaba desnudo. Se tiro al agua antes de tiempo para que le descalificaran, pero era una prueba de espalda y tuvo que nadar.

El sueco Ingerman Johansson perdía la final de los pesados y para no recibir más golpes saltó del ring y se dedicó a dar vueltas a su alrededor. Fue descalificado y no recibió la plata. Por su parte, Jean Boiteux ganó los 400 libres y su padre lo celebró lanzándose a la piscina vestido y con boina.

El americano Harold Connolly se llevó de los Juegos el oro en martillo, el récord mundial... y una esposa, la también lanzadora Olga Fotokova.

El etíope Abebe Bikila ganó el maratón descalzo -en 1964 lo hizo cinco semanas después de ser operado de apendecitis-; Donald Thompson, los 50 kilómetros marcha con zapatos de calle. Aladir Gerevich puso el colofón a sus 10 medallas en esgrima, modalidad en la que también hicieron podio su mujer, su hijo y su suegro, y Wilma Rudolph, que de niña superó la polio, la escarlatina y una neumonía, ganó el oro en 100, 200 y 4x100 lisos.

A Dick Roth se le consideró un héroe. Sufrió un ataque de apendicitis tres días antes de la final de 400 estilos, se negó a ser operado y a tomar medicinas y acabó ganando. La villana fue Dawn Fraser. Tras su tercer oro en 100 libres, fue detenida cuando robaba la bandera olímpica del Palacio Imperial. El emperador la perdonó, pero estuvo una década sin competir.

Vera Nikolic, favorita en 800 metros, no pudo aguantar la presión y se retiró en su serie a los 300 metros, abandonó el estadio e intentó tirarse de un puente cercano. Su técnico lo evitó.

Ben Peterson fue oro en los medios y su hermano John se llevó la plata en los pesados. Cuatro años después intercambiaron sus papeles.

Boris Onischenko, mayor del ejército soviético, fue eliminado por trucar su florete y lograr que sus fallos se registraran como impactos. En gimnasia por equipos, Shun Fujimoto se rompió la pierna en un ejercicio, lo ocultó y su concurso en anillas fue clave para el oro de Japón.

Los niños moscovitas entre siete y quince años fueron evacuados. Según la versión oficial, eran vacaciones, pero otras fuentes dijeron que les alejaron para que no fueran contaminados por la cultura occidental.

Edwin Moses, nerviosísimo, tuvo que repetir tres veces el juramento olímpico y Mary Decker, favorita en 3.000, se quedó sin medalla al tropezar con una rival. En una imagen histórica, Gabriela Anderson acabó el maratón deshidratada y haciendo eses, tambaleante, con la mitad de su cuerpo paralizado por los calambres.

El boxeo dio juego. Park Si Hun ganó el oro en superligeros y tal fue el robo arbitral que pidió perdón a su rival. Otro púgil coreano hizo una sentada de protesta de 67 minutos al considerarse maltratado por un juez, mientras que Eduard Paululum iba a ser el primer olímpico de Vanuatu, pero el día del pesaje se dio tal atracón en el desayuno que fue descalificado.

El estadounidense Derek Redmond se lesionó poco después del ecuador de la prueba de 400 metros, pero no se retiró. Su padre bajó de la grada y le ayudó a caminar, dejándole a cinco metros de la meta para que, ovacionado, la cruzara solo.

Un tirador chino perdió el oro en el último disparo, ya que no pudo con la presión y se desmayó, mientras que una atleta de Laos tardó una hora más que la ganadora en el maratón. No sale en la clasificación oficial, que se dio por cerrada antes de su llegada.

Eric Moussambani, La Anguila, nadó los 100 libres en 112,72 segundos, más del doble del tiempo que sus rivales y más lento que el récord de 200. El guineano jamás había nadado en una pileta de 50 metros y había comenzado a practicar la natación ocho meses antes en la piscina de un hotel. Además, la invidente Marla Runyan, octava en 1.500, se convirtió en la primera atleta en competir en unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

El tirador Matthew Emmons se quedó sin oro porque en su último tiro disparó por error a la diana de su rival. Por su parte, el maratoniano Vanderlei Lima fue atacado por un exsacerdote irlandés cuando iba líder destacado. Acabó tercero.

La niña de cara angelical que cantó en la ceremonia de inauguración lo hizo en playback porque los organizadores no consideraban a la verdadera interprete “lo suficientemente guapa”. Además, el taekwondista Ángel Valodio Matos fue descalificado mientras luchaba por el bronce por dar una patada, adrede, al árbitro.

Bélgica expulsó al ciclista Gijs Van Hoecke después de que The Mirror publicara una foto del deportista saliendo de un pub totalmente ebrio y sin poder mantener la verticalidad. El mayor escándalo llegó antes incluso que la ceremonia de inauguración, cuando en los prolégomenos de un partido de fútbol femenino el comité organizador mostró la bandera de Corea del Sur en lugar de la de Corea del Norte, que era la selección que jugaba. Además, la tiradora de esgrima Shim Lam permaneció sentada y llorando más de una hora en la pista al no reconocer su derrota.