vitoria - El domingo será el momento en el que triatletas populares como Iñaki Moya y Álvaro Palacios probarán la receta que con mimo llevan cocinando a fuego lento desde hace seis meses, como poco, para ver cumplida su ilusión: completar con solvencia las tres disciplinas (natación, ciclismo y carrera a pié), disfrutar del aplauso de los suyos, del calor de los aficionados y cruzar la meta del Triathlon de Vitoria-Gasteiz. Como ellos, otros 2.260 deportistas, entre los que encontraremos a 80 que disputarán la prueba encuadrados en la categoría élite. Los ingredientes que ha utilizado el grueso de inscritos, estos superhombres de andar por casa, a lo largo de su preparación han sido: horas a cascoporro, mucho compromiso, una pizca de constancia, ración importante de disciplina, buena alimentación, material ad hoc, y, muy importante, permiso familiar. Iñaki Moya, cocinero y merecedor de los más altos reconocimientos gastronómicos, afronta su primer Half. Es el novato. Álvaro Palacios, profesional de la logística en una multinacional, sin embargo, disputará el Full. Tiene a sus espaldas varios triatlones de diferentes distancias y aunque reconoce que su primera experiencia no fue buena poco tardó en olvidar ese recuerdo y probar otra vez. Mientras el novato Moya nadará 1.900 metros, Álvaro tendrá que completar 3.800. Fuera del agua Iñaki pedaleará durante 93 kilómetros, el experto 180. Descabalgados de la bicicleta se calzarán las zapatillas para recorrer 21 y 42 kilómetros, respectivamente. Ambos son conscientes de la exigencia y del tiempo que lleva preparar una prueba de estas características. Son jóvenes de la quinta de 1972, con cultura y trayectoria deportiva. Antes de dar el salto al triatlón Iñaki hacia sus pinitos en carreras populares de atletismo, mientras que Álvaro le daba al pedal en el mundo del cicloturismo.

El grupo de wasap del equipo al que los dos pertenecen, Vibike, ha estado muy activo los últimos meses. A través de este popular canal de comunicación, además de compartir sensaciones, planes de entreno, ilusiones, gastarse bromas y darse ánimos, han quedado en muchísimas ocasiones para compartir el esfuerzo de largas sesiones de entrenamientos, que en soledad se harían cuesta arriba y en cuadrilla son más llevaderas y entretenidas. “Aunque correr siempre lo hago solo porque no me sigue nadie de lo lento que soy”, bromea Álvaro. “Nuestros compañeros de equipo siempre nos han estado dando consejos y tranquilidad. La verdad es que se han volcado con nosotros y nos han motivado mucho”, comparten ambos. Para llegar a Landa, Iñaki ha nadado 70 kms., ha pedaleado durante 4.000 kms. y ha corrido en torno a 600 kms. En el zurrón de Álvaro: 170 kms. de agua, 6.200 de bici y 270 de carrera que, advierte, “son muy pocos”. Vamos, que se han hecho unos cuantos largos tanto en Mendi como en el Estadio y que los kilómetros recorridos dan para unos cuantos viajes de norte a sur de la geografía hispana.

dieta y control médico Hasta la fecha no han sufrido lesión alguna. Una parte de la explicación se debe a su responsabilidad y disciplina ya que son convencidos y practicantes de una dieta saludable y del control médico. “Las pruebas de esfuerzo son muy importantes”, recomiendan. Estas cuestiones no son detalles nimios sino elementos que han de cuidarse para lograr un buen equilibrio mente-cuerpo y minimizar riesgos y sustos. “Fuera grasas, nada de cervezas, azúcar lo justo? En fin, lo que más nos gusta”, señalan con sonrisa pícara del que sabe que en cuanto acabe la prueba se va a permitir alguna que otra licencia gastronómica hasta el domingo prohibida. Por cierto, la única lesión, más bien avería, la ha sufrido Álvaro esta semana. El miércoles salió a pedalear hasta que un radio de la rueda delantera hizo crack. Tras ser socorrido por un amigo, y ya en casa, compró dos repuestos. Por si acaso. Aunque en su opinión “es más lo que te da que lo que te quita”, para completar su preparación han tenido que rascar tiempo allá donde han podido, renunciando a horas de descanso y algunas de sueño, conciliando vida familiar y laboral. Y es en la conciliación donde está la clave porque “el deportista se sacrifica mucho, pero la familia tiene un mérito increíble. Hay que ver la paciencia que tienen. Sin su apoyo está claro que el objetivo sería más complicado. Es de admirar. Hay momentos en que ejercen de auténticos psicólogos porque hay veces que te vence la pereza y ellos te animan y empujan a seguir”, valora emocionado Iñaki. “Son expertos en esperas y encima ejercen de mochileros”, añade. El motivo de que Álvaro haya hecho pocos kilómetros de carrera a pie, descontando la superación de dos hernias inguinales, tiene mucho que ver con su reciente paternidad. De hecho, su objetivo y gran ilusión el domingo será cruzar la meta y hacerse una foto con Haizea en brazos, su pequeña de dos meses. La ambición de nuestro cocinero es modesta y humilde, como es él. “Para mi el deporte es una liberación mental y una satisfacción. Me da energía. Si acabo por debajo de 5 horas y 30 minutos será una pasada, pero principalmente lo que quiero es terminar la prueba sonriendo y dedicársela a mi gente. Soy un aficionado que conoce sus limitaciones y que se lo toma con filosofía”, subraya. Pero el precio que pagan por practicar triatlones merece la pena “porque te enfrentas a tres deportes diferentes, sea cual sea tu nivel, viajas, conoces gente, haces un montón de amistades y disfrutas”, responde rápido Álvaro.

la recompensa Así y todo poco antes de que el domingo se de la salida estos colosos populares que han cocinado su ilusión a fuego lento se mirarán unos a otros. Se preguntarán qué tal. Esconderán su verdadero objetivo. Y mentirán, sin malicia, quitándose presión. Todos tendrán una excusa: “No he dormido bien. Estoy tocado en el gemelo. Tengo cargados los cuádriceps. No siento la espalda. Mis isquios están al límite. Y bla, bla, bla”. Se pondrán, por si acaso, la venda antes de la posible herida. Si la cosa no llega a buen puerto podrán esgrimir aquello de ¡ya te lo he advertido! Y si sale bien pues a celebrarlo con familia y amigos. Competir en Vitoria y Álava es para los dos muy especial porque “es un gran aliciente, mucha gente conocida animando en cada parte del recorrido, además de que el entorno donde se celebra es impresionante”. “Me hace muchísima ilusión correr en la ciudad donde he vivido casi toda mi vida”, apunta Iñaki. Eso sí al día siguiente es lunes. Toca trabajar, que los triatletas populares no viven de esto sino del sueldo de sus respectivas ocupaciones profesionales. Ahora bien, iniciarán la semana con la satisfacción del camino recorrido y del esfuerzo realizado porque la combinación de los ingredientes antes citados siempre tiene recompensa. La semana siguiente será de descarga, suave en cuanto a actividad física y muy exigente para la sinhueso. Tan importante es disputar y competir como comentar la jugada con tus compañeros de batallas y entrenos. Que si vaya manotazo me dieron en el agua, que cómo soplaba el viento en el sector de bici y que al calzarme las zapatillas las piernas no iban hasta bien pasados los kilómetros. Y otra vez el bla, bla, bla. Las anécdotas se sucederán y el fin de las mismas será la pregunta de siempre: ¿Cuándo y dónde la próxima? Vuelta a echar mano de los ingredientes y a cocinar una nueva ilusión que el Triathlon de Vitoria ya está digerido y saboreado.