GIRONA. Los rojillos fueron más prácticos, controlaron la situación, jugaron con mucho oficio e hicieron valer el 2-1 conseguido en la ida. Los de Enrique Martín han merecido el ascenso después de ganar los cuatro partidos de la promoción, pese a que se clasificaron para la misma prácticamente de carambola.
Y eso que el Girona lo intento desde el inicio y salió dispuesto a decidir el partido por la vía rápida. Tenía el balón y dirigía el tráfico con Pere Pons y Granell, que estuvieron onmipresentes desde el principio.
La idea de Pablo Machín de agrandar el campo, con Clerc por la derecha y Aday por la izquierda permitió al Girona tener siempre presencia en ataque.
El Osasuna jugó muchos minutos a verlas venir. Intentó frenar el ímpetu inicial de los catalanes, pero sin ninguna pretensión ofensiva, donde Kenan Kodro estaba muy desasistido.
La primera aproximación local llegó pronto, en una acción por la derecha de Sobrino y un centro al que no llegó Cristian Herrera en el minuto 4.
Sobrino y Aday, siempre por la derecha, dieron la sensación de profundidad; y el Girona, con la incorporación de Lejeune en las jugadas a balón parado, siempre avisaba en ataque.
La primera intervención del meta osasunista Nauzet Pérez ya resulto determinante. Un centro desde la izquierda de Clerc fue rematado en plancha por Sobrino y el portero salvó el 1-0 en el minuto 19.
Osasuna no tuvo su primera posesión larga hasta bien pasado el minuto 20 y su primer intento no llegó hasta el minuto 33, con un disparo muy desviado de Oier.
Antes, Sobrino, el mejor de su equipo en ataque, volvió a advertir a la defensa rojilla de su calidad. Primero en una acción que no llegó a culminar desde la derecha (min. 28) y después en una aproximación por la izquierda que culminó con un tímido remate (min.30).
El Girona logró desconectar a Mikel Merino que, sin embargo, tuvo el 0-1 en un saque de esquina que remató de cabeza y permitió a Becerra lucirse en la mejor oportunidad del primer tiempo (min.36).
Hasta el descanso, Osasuna se sintió mejor, estiró sus líneas, relajó los nervios y en las jugadas en transición de Girona siempre mostró oficio para frenar en falta los intentos de los locales.
En los primeros minutos del segundo tiempo, los rojillos tuvieron dos llegadas claras. Salieron con más convicción y en la tercera llegó el 0-1.
Fue en un pase en profundidad de Manuel Sánchez sobre Kodro, que superó al central y batió a Becerra en el uno contra uno (min.48), un tanto que puso contra las cuerdas al Girona y le daba alas a Osasuna.
El lastre del gol le pesó a los locales durante un cuarto de hora. Apareció Merino en el centro de campo de los navarros y su equipo lo agradeció.
En los locales únicamente Sobrino aportaba desequilibrio. Una jugada individual por la derecha finalizó con un tiro cruzado del delantero local (m.63). Los intentos del equipo de Pablo Machín siempre se toparon con la ordenada defensa del Osasuna y en última instancia en la seguridad de Nauzet.
A veinte minutos para el final, Javi Álamo y Mata le dieron aire al ataque local; cuatro minutos después el técnico local se la jugó sustituyendo a un defensa (Richy) por un delantero (Lekic), pero la inercia del partido no varió.
Osasuna, que había puesto en juego a Mino y a Unai García, ni se inmutaba ante el corazón del Girona, hasta que Lekic le cambió la cara a su equipo. El ariete remató al travesaño (min.78) y vio cómo le anulaban un gol por fuera de juego en el 79.
Porfiaba el equipo de Machín, llegó mucho más en el último cuarto de hora final, pero no encontraba el gol que le enganchara al partido. Todo se complicó para el Girona cuando Lejeune fue expulsado en el minuto 88, aunque Lekic, en el 91, la volvió a tener.
Al final, en el cielo de Girona lucieron las banderas rojillas. Osasuna vuelve a ser un equipo de Primera y regresa dos años después a lo más alto del fútbol.