París - Dimitri Payet iluminó a Francia en el partido inaugural de la Eurocopa contra Rumanía y, cuando todo parecía abocado a un inicio amargo de los anfitriones, se sacó en el minuto 89 un potente disparo desde el borde de la medular del área que dio a los locales los tres primeros puntos del campeonato.

Fue la guinda a un gran partido que el jugador del West Ham, el último en llegar al once de Didier Deschamps, había marcado a fuego con una colección de pases de talento que se convirtieron en el principal arma francesa.

La ovación del público cuando se retiraba, con lágrimas en los ojos, sustituido por Sissoko en el descuento, fue el premio a un partido excepcional que permite a Francia afrontar con calma la competición y espanta los fantasmas que se cernían sobre los bleus visto su rendimiento durante el partido.

No fue inferior la selección rumana de Anghel Iordanescu, plagada de desconocidos, de segundas espadas, aferrada a la disciplina táctica y al genio de Florin Andone, el jugador del Córdoba, el de más talento del plantel, que fue capaz de remontar un gol en contra a la anfitriona y dio la cara hasta que casi ya no le quedaban más minutos al reloj del partido.

A Francia le pesó de inicio la responsabilidad, y hubo ocasiones en ambas porterías.

En el segundo tiempo Francia saltó más decidida y en apenas diez minutos atenazó a Rumanía. Payet se obstinó en sus pases y en uno de ellos, al saque de un córner, dio con la cabeza de Giroud, que en posible falta al meta rumano marcó el primer gol de la Eurocopa.

Francia pareció recuperar la calma, pero fue un espejismo. Cinco minutos más tarde, Evra cometió una falta tonta sobre Stanciu en el área y el colegiado pitó penalti que Santcu se encargó de convertir.

Rumanía parecía amarrar el empate pero, en un fogonazo de genio, Payet, harto de servir a sus compañeros, decidió probar él mismo y salvó el debut de la anfitriona con un golazo por la escuadra.