Ha sido un día realmente bueno para nosotros”, resumía Mikel Landa, una vez amigado con el reloj. Había esquivado el alavés el pelotón de fusilamiento del tic-tac. Como el coronel Aureliano Buendía en los días felices de Macondo, Landa encontró su trozo de paz en Chianti, en la Toscana. Allí estrenó bicicleta y sus prestaciones en una contrarreloj larga. “Me concentré bien durante la etapa -expuso- y pienso que esto me llevó a un muy buen rendimiento. Una bici nueva, las cubiertas? todo se unió y me dio mucha confianza para estar seguro en estas condiciones tan difíciles”. El murgiarra navegó con seguridad en los paisajes del vino. Sacó jugó para un brindis. “A medida que la etapa avanzaba mi condición iba cada vez mejor”, explicó el murgiarra, cuyo avance en la disciplina le fortalece, sin duda, ante un Giro que se decidirá en las montañas su hábitat preferido, donde no tendrá que defenderse”.

Consumida la primera semana de competición, Landa está a menos de medio minuto de sus principales adversarios. Nibali le aventaja en 25 segundos y Valverde lo hace en 23 en la general del Giro, que descansa hoy por segunda ocasión. “Ahora tengo que descansar mañana, tomar esto con calma y después podemos mirar hacia la próxima semana. Para nosotros es una parte muy importante de la carrera”, estableció Mikel Landa.

“La primera semana no ha sido fácil para nadie, pero el equipo siempre me ha apoyado y ahora es el momento en tratar de devolver la confianza depositada en mí”, explicó en la web del Sky el murgiarra, que logró superar a Valverde. “Había momentos en lo que se me iba a la bici mucho. He sido conservador; donde se podía ir rápido, he ido lo más rápido que he podido”, dijo el murciano, que se mostró “contento” y consideró que “junto con Nibali estamos muy bien para la general. Las sensaciones son muy buenas”, remachó Valverde.