César Ortuzar

madrid ? Quienes le conocen dicen que Eusebio Unzue, mánager del Movistar, el equipo que nació Reynolds décadas atrás, posee una memoria prodigiosa, que su conocimiento del ciclismo es comparable a los innumerables términos que se apilan en la Enciclopedia Británica, una de las grandes compilaciones del saber. Lo que no recuerda Eusebio lo apunta en la libreta con la mirada de un sabio que observa, interpreta y determina. Unzue emplea el catalejo y la lupa indistintamente. No se le escurren ni los espacios abiertos ni los detalles. Tiene alma de zahorí el mánager navarro, que ha dirigido a varios campeones del Tour y del Giro. La voz de Unzue, calmada, reflexiva, silbante, difícilmente dispara al aire. El ruido no va con él. Tampoco la propaganda. Sus juicios no los llena el aire. Y a Unzue, Mikel Landa le recuerda la figura de Pedro Delgado, un ciclista que atacaba para atacar de nuevo.

“Es un escalador de tomo y lomo. Me recuerda a Pedro Delgado”, aseveró en cyclingnews antes de que la caravana del Giro correteara desde Holanda hasta Italia para hacer noche en Catanzaro ?en la región de Calabria?, donde hoy amanece la cuarta etapa de la corsa rosa, el inicio de una semana en la que sobresale una cumbre, la de Roccaraso, un puerto de segunda como remate del jueves, y la contrarreloj de Chianti?40,5 kilómetros en solitario? el domingo. Las cronos son el óxido del inconformismo de Landa, donde chirría el murgiarra. “No sabemos si en el futuro será mejor en las contrarrelojes, pero lo que sí sabemos es que es un magnífico corredor para la montaña”, expuso el manager del Movistar, que concede a Mikel Landa un papel protagonista para la gran función del Giro, donde se espera la esgrima entre Nibali, Valverde y Landa. “Ha demostrado que ciertos objetivos están a su alcance. El pasado año logró el tercer puesto en el Giro de Italia y, sinceramente, pensé que era el corredor más fuerte de la carrera”. El murgiarra subrayó en la pasada edición de la carrera italiana que era el más poderoso en las etapas de montaña. Sus victorias en Aprica y Madonna di Campiglio, además de su exhibición en La Finestre, ?allí dinamitó a Contador, Aru y al resto?, acentúan la sensación de que solo la jerarquía del Astana, su ordeno y mando, impidió que Landa escalara aún más alto en el podio final de Milán.

“Aquel tercer puesto en la clasificación le ha otorgado la seguridad de que puede luchar por hacer un gran Giro este año”, determina Eusebio Unzue, que observa un Landa iluminado, con chispa, después de “haberse recuperado totalmente de los problemas de salud que tuvo al comienzo de temporada. Está fresco”.

EL giro “Es su carrera” Descontada la contrarreloj inicial de Apeldoorn, una jornada que temía Landa por la tipología de la crono, corta y explosiva, el murgiarra otea un horizonte con más luz en el Giro, una carrera impulsiva, anárquica, con menos partitura que el Tour, donde su espinazo está más regulado. En el Giro no hay perchas para los corsés. La querencia por las bacanales de montaña, el lugar donde Landa se siente libre, desencadenado, impulsan a un corredor amante de las cumbres. “Las montañas son el lugar donde más se puede improvisar en el ciclismo y donde se pueden hacer mayores diferencias”, establece el mánager del Movistar, que define al murgiarra como un corredor “muy agresivo en carrera y, además de ello, a su edad es difícil determinar cuál puede ser su límite”. Para Unzue, el Giro “es su carrera. Las montañas que hay aquí en Italia se adaptan claramente a él. Veremos lo que es capaz de hacer”.

A diferencia de Alejandro Valverde, un ciclista “consistente y regular”, sin demasiado dientes de sierra, Landa es “uno de esos corredores que tienen altos y bajos, pero que cuando brilla, brilla de verdad”, opina el manager del Movistar. Esa capacidad de lucir como una luminaria repleta de purpurina tiene más predicamento en el Giro para Unzue. “Es una carrera mucho mejor para corredores como Mikel, a los que les gusta improvisar. En el Giro siempre ocurre algo. Un día calmado es inconcebible”. Por eso Unzue no le quita ojo ni a la sexta ni a la octava etapa. La primera porque emerge la montaña con Roccaraso y la segunda porque de camino a Arezzo asomarán las carreteras de tierra. El sterrato como otro actor del Giro antes del termómetro de la crono del domingo. “Será el primer gran test”, anuncia Unzue, que además de Nibali, un “corredor impredecible como el propio Giro” y Landa, sitúa a Valverde en la peana de grandes candidatos para la carrera italiana por su gran consistencia. “Con él siempre puedes soñar con el éxito”. l