La fase final de la Copa del Rey sitúa a Pamplona en el mapa del balonmano. Aunque el nivel de la Liga Asobal haya descendido, todavía mantiene su atractivo y en el pabellón Anaitasuna van a competir los cuatro mejores equipos del campeonato bajo el formato de Final Four, una configuración más seductora para el espectador. Acoger esta competición le va a servir a Pamplona para refrendar el potencial del balonmano en nuestra tierra, que es menor que el que en su día tuvo el ya extinto San Antonio, pero hay que reconocer el sacrificio de la junta directiva de Anaitasuna. Y tiene pinta de que será una gran fiesta porque la afición del Ademar siempre se mueve; Logroño está aquí al lado y serán muchos los que vengan a ver al Naturhouse; disfrutar del Barça es una delicia; y qué decir del Helvetia y su magnífica afición. Por otro lado, Anaitasuna ha montado una serie de eventos en paralelo con un enorme atractivo. Una minicopa masculina con los cadetes de los cuatro equipos que van a disputar la Final Four; una minicopa femenina en la que el equipo cadete del Helvetia Anaitasuna se va a retar con el CLEBA León, Aiala Zarautz y Puente Genil; y la 17ª edición del Seminario Domingo Bárcenas, que entre el viernes y el sábado se va a celebrar en Larrabide con un monográfico sobre porteros y pivotes en el que van a tomar parte, entre otros, los exjugadores Imre Biro, Christian Schwarzer, Juanón de la Puente y Jaume Puig.
Volviendo a lo deportivo, a raíz de la fase final que se jugó en Pamplona hace dos años, el equipo anfitrión y el campeón pasaron a ser cabezas de serie, una fórmula que da más posibilidades al Helvetia para volver a Europa si es capaz de ganar en semifinales al Naturhouse, otro hueso duro de roer.