Duración: 1h 17:19 minutos de juego; 17:12 de juego real.

Saques: 1 de Urrutikoetxea (tanto 5) y 2 de Ezkurdia (tantos 6 y 10).

Pelotazos: 406 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 14 de Urrutikoetxea y 11 de Ezkurdia.

Errores: 5 de Urrutikoetxea y 7 de Ezkurdia.

Marcador: 1-3, 2-4, 3-6, 6-6, 6-7, 7-10, 10-10, 10-11, 11-14, 11-15, 12-17, 14-18, 15-18, 18-18, 21-19 y 22-19.

Botilleros: Ejercieron de botilleros Pablo Berasaluze (con Mikel Urrutikoetxea) y Mattin Ezkurdia (con su hermano Joseba).

Apuestas: Se cantaron de salida posturas de doble a sencillo a favor de Mikel Urrutikoetxea.

Incidencias: Partido correspondiente a los cuartos de final del Manomanista de Primera disputado en el frontón Bizkaia de Bilbao. 1.100 espectadores..

Bilbao - El camino a la txapela del Manomanista es tortuoso. Lo dicen los números. La historia ha cambiado y no pasa lo de antes, que el campeón arribaba a las puertas del título y se lo jugaba a un solo partido, sin conocer más rivales que el finalista. Lo dicen las efemérides, también, y las realidades personales de cada pelotari. ¡Que se le cuenten a Aimar Olaizola, eliminado el sábado por el debutante Irribarria! La senda del éxito está llena de todos y de nadas. Como una noria. Hoy arriba, mañana abajo. Pero, casi siempre, el mejor es el superviviente. El que sabe reinventarse cuando el traqueteo de la vida le echa al suelo. El Ave Fénix. El que resucita. El que resurge. Mikel Urrutikoetxea aprendió ayer, otra vez, la negrura del Manomanista después de haber saboreado caras y cruces en su carrera. El campeón pudo comprobar cómo un adversario como Joseba Ezkurdia, una bestia, le tuvo a su merced, mientras tenía la mano derecha tocada por una pelota clavada en una volea. Y se recuperó con uno de los cueros de su contrario, con el que hizo daño al de Sakana.

Se revolvió el de Zaratamo ante el voleísta de Arbizu, en un partido soberbio por su parte, con el marcador muy desnivelado (11-17), encontrando el camino del triunfo a contrapié, con el viento en contra y una carga de pelotazos espectacular. El 12-17 fue la primera piedra de la remontada de Urrutikoetxea. El leit-motiv residía en meter hacia dentro a Joseba y después moverle. Y encontrar los huecos que deja un tipo poderoso por alto, veloz, cada vez más veloz, y entero, cada vez más entero. Justo entonces tuvo que ir el vizcaino al set de descanso a arreglarse la diestra y buscar un agujero en la palma para evitar mayores dolores. Pablo Berasaluze desde la silla, le ayudó: con la mano y con la concepción del encuentro. Porque la senda es tortuosa y la eliminatoria de cuartos de final de ayer fue un potro de tortura. Vietnam en Bilbao. Una batalla de corte duro (406 pelotazos) en la que dio la sensación Mikel, tras remontar hasta el 21-18 y el posterior 22-19, de haberse escapado vivo de una trampa. El todoterreno, en semifinales del Manomanista de nuevo, donde se medirá a Jokin Altuna, mostró una fortaleza inusitada para dar la vuelta a la tensión del inicio, a los problemas de manos, a algunos sotamanos al colchón y a un adversario mayúsculo. El de Sakana se fue, además, con un par de disparos en el ala: un esguince en el pie derecho y una brecha de tres puntos en el párpado del ojo izquierdo.

Tuvo una prueba complicadísima el campeón para comenzar la defensa de su año de leyenda, con el que inició los doce meses de éxitos y letras en los libros de historia. Joseba Ezkurdia, delantero potente, con facilidad para golpear de aire y una volea espectacular, planteó la contienda con sensatez. Mikel, quizás por aquello de ser el primer partido, asomó agarrotado. Le costó entrar. Un derechazo, un gancho y un zurdazo por la pared fueron su carta de presentación azul. No pudo meterle mano Urrutikoetxea, pero el envite se fue endureciendo. Poco a poco. Sumó por primera vez el vizcaino con un tanto de 18 pelotazos que fue el primer cimiento de una eliminatoria durísima y dramática.

El inicio de Joseba fue volcánico. Aunque no caceó bien el 2-3, ascendió con un dos paredes que pilló un regalo del zaratamoztarra. De ahí, abrió la brecha el navarro hasta el 2-6. No se achantó Mikel, que anunció pegada, pero no terminaba de tomar el dominio del choque. Un yerro de volea de Ezkurdia le dio el saque y pudo revolverse. Empató a seis, pero no concretó su revolución.

A partir de entonces, el voleísta no perdió la cara al campeón. Se puso 6-10 el de Sakana (126 pelotazos). Y Urrutikoetxea no le dejó más oxígeno. Volvió a empatar en la decena. Entretanto, una pelota rebotada le golpeó a Ezkurdia en la ceja izquierda, que le abrió tres puntos. No le pasó factura. Y llegó a mandar 11-17 en el luminoso.

Pero se le escapó. Arena entre los dedos. El 12-17 marcó el camino a Urrutikoetxea, que cruzó y bajó el cuero a la pared para buscar las cosquillas a Ezkurdia. Asimismo, un esguince en el tobillo derecho al alcanzar un voleón al txoko del campeón le llevó a vestuarios. El vizcaino dominó el resultado por primera vez con el 19-18 y supo manejarse a contracorriente. Acabó 22-19. Supo sufrir, supo rebelarse. Mentalmente es muy duro. Ese es el camino.