At. de Madrid1 - Bayern0

ATLÉTICO Oblak; Juanfran, Giménez, Savic, Filipe; Saúl (Thomas, m. 84), Gabi, Augusto, Koke; Griezmann y Fernando Torres.

BAYERN Neuer; Lahm, Javi Martínez, Alaba, Bernat (Benatia, m. 76); Thiago (Müller, m. 70), Xabi Alonso, Vidal; Coman (Ribery, m. 63), Lewandowski y Douglas Costa.

Goles 1-0, m. 10: Saúl bate a Neuer tras regatear a cuatro rivales.

Árbitro Mark Clattenburg (Inglaterra). Amonestó al local Saúl (m. 83) y a los visitantes Douglas Costa (m. 39), Xabi Alonso (m. 82) y Neuer (m. 82).

Estadio Vicente Calderón ante unos 55.000 espectadores.

Madrid - Un golazo sensacional de Saúl Ñíguez en el minuto 10 abrió el camino del Atlético de Madrid hacia la final de la Liga de Campeones, aún pendiente de alcanzar la cima en el duelo de vuelta en el Allianz Arena, tras un ejercicio apabullante al inicio y de resistencia después para doblegar al Bayern Múnich.

El despliegue rojiblanco fue muy potente; poderoso en ataque en el primer tramo, el del 1-0, y enorme defensivamente en el segundo tiempo, con dos balones al poste, uno para cada equipo, y con una valiosa ventaja final para el Atlético en el primer duelo: una victoria, un gol a favor y ninguno en contra a la espera de Múnich.

El conjunto rojiblanco quería un gol sí o sí. No había otra perspectiva en su pizarra desde el vestuario ni en su actitud sobre el terreno de juego, impetuosa, descomunal como la cita que tenía ante sí. Lo intentó Saúl Ñíguez y después Fernando Torres con una jugada individual, mientras el Bayern sentía un agobio constante.

En esas circunstancias, estresantes para el equipo alemán, una y otra vez limitado a su parte del campo, una y otra vez atascado en pases que sí o sí terminaron entonces en el muro en tres cuartos del bloque madrileño, Saúl propuso y culminó una acción personal asombrosa. Desbordó a un rival, después a otro, a otro y a otro más. Ya dentro del área se perfiló para lanzar, con la izquierda, al otro palo, fuera del alcance de Neuer.

toca aguantar Primer objetivo conseguido, a los diez minutos, con un golazo de Saúl, extraordinario, y cambio de registro, sin echarse demasiado atrás, pero más a la expectativa, más preparado para el contragolpe entre la posesión del Bayern, de su intención de romper por las bandas entre Douglas Costa y Coman. El resto del encuentro ya estaba trazado desde el 1-0. Y tocaba sufrir. Lo intuía Simeone cuando movía los brazos pidiendo el aliento del público en el inicio del segundo tiempo y lo comprobó el equipo después. La victoria del equipo rojiblanco, ya sin apenas opción de salida al contragolpe, arrinconado por momentos, también fue memorable por la pasión con la que aguantó los momentos más adversos, minutos eternos, con una estirada de Oblak a tiro de Vidal. - Efe