Una imagen relata Rubén Beloki desde la contracancha del frontón Bizkaia de Bilbao nada más conocer que Juan Martínez de Irujo, después de probar el dedo corazón de su mano derecha, fracturado, no podía ser de la partida en los cuartos de final del Manomanista de Primera. Recordaba a Oinatz Bengoetxea, con el índice roto, demudado, tras ver su estado ante la final del curso pasado y tomar la opción en “diez segundos” de que era imposible rendir bien para disputar la txapela en esas circunstancias. El dolor era insoportable a pesar de las protecciones, de las previsiones. Fue tocar pelota y que el dedo decidiera por él. Algo similar le pasó ayer al pelotari de Ibero, con una rotura triple en el dedo: una fractura conminuta de falange distal, una fractura oblicua no desplazada de base de falange distal y una fractura oblicua articular de falange intermedia. Una determinación rápida.

Cuenta el delantero de Aspe que no pudo apenas calentar ayer, a pesar de tener prevista la prueba definitiva para hoy en Mutiloa. Pero ni eso. En el contacto con el cuero asomaron las costuras de su maltrecho dedo. “Después de hacer el entrenamiento físico he querido hacer manos y calentar sin ninguna otra pretensión. Nada más empezar me he dado cuenta de que con la derecha no podía y continuaban los dolores”, relata el puntillero, que renuncia a los cuartos de final del Manomanista, su modalidad fetiche, por primera vez desde que llegó a la élite, hace trece años. Manifiesta el manista que “al final me he agarrado todo este tiempo a un clavo ardiendo. Me hice ilusiones de que podía haber alguna posibilidad de curar el dedo y jugar, pero no ha podido ser”.

De hecho, el iberoarra exprimió los plazos desde su retirada de la final del Parejas, el pasado sábado 9 de abril, para dar con la tecla para estar en el mano a mano. “Me he movido todo lo que he podido, pero no ha servido”, concreta el delantero, quien añade que “solo tengo un objetivo en la cabeza: recuperar el dedo. Ya veremos cómo evoluciona la lesión, pero no me quiero poner plazos”. Para su rehabilitación optó por la tecarterapia, que trata de acelerar la regeneración de los tejidos mediante el aumento de la vascularización y la temperatura. Además, la pasada semana viajó a Valencia para probar protecciones nuevas con Genovés II, pero que no han servido de nada.

Otro pelotari que recientemente ha pasado por una situación similar ha sido el campeón del mundo de pala Pablo Fusto. El delantero de Buenos Aires recibió un pelotazo en la mano derecha que le provocó tres roturas en la punta del dedo corazón. Es decir, la misma dolencia. “Han pasado dos meses y medio desde entonces y aún no tengo la mano al cien por cien. Cuesta recuperar. Más aún si tienes que golpear con la mano”, argumenta el bonaerense, que jugó su primer partido tres días después del accidente, aunque la diferencia de las especialidades es patente. “Yo tenía que lidiar con el dolor y Juan lo tiene más complicado, porque la pelota le da en la zona”, desgrana el campeón palista, quien añade que “tardé tres semanas hasta poder jugar sin el dedo infiltrado. Me dijeron que estaba soldado y dolía”. Incluso, el dominador del leño continúa, después de tanto tiempo, con la yema “hinchada, roja y no está igual. Pese a que no molesta, si hay un pelotazo fuerte, las sensaciones son raras”.

las reacciones De este modo, Jokin Altuna pasa de modo directo a semifinales sin jugar y se enfrentará con el ganador del duelo del domingo entre Urrutikoetxea y Ezkurdia. El amezketarra analiza que “es una verdadera lástima pasar a semifinales de esta manera. Lo siento por Juan, mi ídolo. Con 20 años, estar con los cuatro mejores es inimaginable”. Por su parte, el campeón Mikel Urrutikoetxea, que se ejercitó ayer con Unai Laso en Bilbao, confiesa que “es una pena. para él y para el campeonato. Gusta que estén los mejores. Deseo que se recupere pronto”.