Pablo Fusto nunca pierde la ambición. Es el caníbal de la pala, lo quiere todo para él y no para de incrementar su nivel para seguir manteniéndose en la cima. Su figura va camino de la leyenda y vive una racha que parece que nunca va a acabar. Sabe que los rivales trabajan duro para intentar derrocarle de su trono y por eso día a día sigue dejándose la piel en los entrenamientos y en los partidos para mantenerse como ese palista insaciable de títulos. El pasado sábado su historia volvió a engrandecerse un poco más gracias al nuevo título en el Campeonato del Mundo de Parejas. Todavía con las secuelas de la final a sus espaldas y el físico pidiendo clemencia, Fusto tiene delante de sí un reto nuevo, el Open Bizkaia, que se presentará esta misma semana y volverá a exigir el máximo al bonaerense para conquistar otro entorchado más. El palista argentino lo tiene claro, “toca empezar de cero” y “mantener los pies en el suelo” para poder ser competitivo.
El partido de la final fue uno de esos que se quedan en el recuerdo, “la mejor final de los últimos años”, para el propio Fusto. Fue un choque lleno de alternancias, con los palistas atravesando fases de juego excepcionales. El 3-2 (10-8, 8-10, 10-6, 7-10 y 10-7) y la casi hora y media de duración reflejó la dureza del partido. “Ninguna de las parejas pensaba que iba a ser un partido fácil. Iba a ser luchado hasta el final y había que estar concentrado porque la txapela podía caer hacia un lado o hacia el otro”, relata el argentino. El choque fue duro y a Fusto su cuerpo todavía le sigue recordando cada pelotazo, cada mal apoyo, cada golpe? pero con el título en sus mano ese dolor siempre es menor: “Después de la txapela todo se ve de otra manera, estoy contento por la calidad de los rivales, Gaubeka e Imanol son dos fenómenos de la pelota, campeones mundiales en varias ocasiones”.
Aunque este título tuvo una dedicatoria especial, para Sylvain Brefel. Un delantero no es nada sin su zaguero. Deben entenderse en la cancha y apoyarse en los malos momentos para tapar las carencias del compañero. Pero este sacrificio constante fue mayor en el caso del guardaespaldas galo. Sus viajes constantes desde Toulouse a Mungia hicieron que tuviera que cargar con una buena cantidad de kilómetros a sus espaldas, sin embargo, Brefel no tuvo ni una mala palabra, ni bajó su rendimiento. Fue el guardaespaldas ideal para el bonaerense y este solo tiene palabras de agradecimiento para él: “Me hace ilusión esta txapela sobre todo por Sylvain. Es un luchador, ha venido desde muy lejos y le faltaba un torneo oficial por ganar y la verdad es que se lo merecía”.
Debido al formato de todos contra todos, Fusto y Brefel solo han coincidido en dos partidos durante la fase de grupos y en las semifinales y en la final, pero su buen entendimiento ha sido clave a la hora de alzarse con la txapela. “Aparte de la calidad que tiene como pelotari, es un excelente compañero porque siempre te habla, te anima, nunca te deja solo y sabes que es una garantía. Eso te hace jugar muy tranquilo y todos los que jugamos con él, jugamos a gusto”, explica Fusto, que pone en valor el esfuerzo del que ha sido su compañero: “Después de una kilometrada, podría venirte cansado, de mal humor o sin ganas de jugar. Por ejemplo yo tardo cinco minutos en ir a Mungia y él, cuatro o cinco horas. Pero nunca pone una mala cara, siempre con ilusión y es de admirar lo que hace”.
un parejas diferente Por otra parte, la victoria de Fusto y Brefel en el Campeonato del Mundo de Parejas llegó tras el estreno de un nuevo formato. Los pelotaris se mezclaron durante la liguilla para determinar los binomios de las semifinales, haciendo que todos los delanteros jugaran con todos los zagueros. Este formato creó alguna que otra duda, pero los palistas siempre se mostraron a favor de él y una vez acabado el torneo, Fusto evalúa positivamente este atrevido experimento: “Todos hemos acabado muy contentos. Los pelotaris más en forma llegaron a la final y nosotros y la gente disfrutamos un montón. No te haces a una pareja, tienes que andar cambiando, pero es una lucha individual dentro del parejas aunque estamos acostumbrados a jugar con todos. Por mi parte, espero que el Mundial siguiente sea con el mismo formato”, afirma Fusto. Este es otro ejemplo de la evolución de la pala. La empresa no para de hacer iniciativas y esto comienza a notarse en los frontones. “Se están haciendo las cosas mejor, ya no están todos los partidos centralizados en Bilbao. La pala está bien, cada vez tenemos más partidos y ver cómo estaba el frontón en la final, con ese ambiente, nos pone contentos a todos”, describe el bonaerense.
La subida de la pala en los últimos cursos ha provocado que el nivel de los palistas aumente, aun así, Fusto se mantiene en la cima, creando una figura casi invencible. “Estoy contento conmigo mismo de saber que me esfuerzo, que entreno mucho y me preparo bien, esto tiene sus resultados. Sé que esta racha se va a cortar y tengo que vivir el día a día. Sigo con ilusión”, reconoce el argentino, que tiene claro que la clave para mantener este buen estado es “la mente”. Es lo que le permite “entrenar como si fuera un torneo nuevo y no acostumbrarse”. Siempre con esa ambición sin límites.