Vitoria - Vibrante duelo el vivido en Divino Maestro entre el Gure Auzune Coeca y el Trapagarán, que llegaba a Gasteiz como segundo clasificado y con los mejores registros ofensivos y defensivos del grupo C de Primera Estatal. La afición auzunista disfrutó de un partido de poder a poder y que mantuvo la emoción hasta el final, cuando el conjunto de Unai Rubio tuvo en su mano la última posesión para empatar el partido. Pese al agridulce sabor de la derrota, el conjunto alavés ofreció una gran imagen y demostró porqué ha logrado sin apuros la permanencia en Primera en la temporada de su debut, 23 años después de que un equipo gasteiztarra compitiese en la categoría de bronce del balonmano estatal.
El inicio hacía presagiar una victoria cómoda de los visitantes, que rápidamente lograron los primeros parciales a su favor. El Gure Auzune Coeca salió con una defensa mixta sobre el lateral derecho del Trapagarán que no surtió el efecto deseado. Lejos de atascarse, los vizcaínos lograban terminar sus progresiones por los extremos y la falta de acierto en ataque del Gure favoreció la escapada visitante, que en el ecuador del primer acto mandaba 2-8 en el marcador. El cambio a defensa 5-1, con un destacado Elorza en la posición de avanzado, cortocircuitó el avance vizcaíno y dio alas a un Gure Auzune que logró reducir las distancias hasta llegar al descanso con un 9-12 en el luminoso de Divino Maestro.
En la reanudación emergió la figura de Javier Ortiz en la portería del Gure Coeca, que se convirtió en un auténtico muro para la primera línea del Trapagarán. Ante una afición volcada con su equipo, los hombres de Unai Rubio redujeron distancias hasta llegar a igualar el partido a falta de cinco minutos para el final. En el intercambio de golpes final las exclusiones penalizaron la intensidad defensiva de los alaveses. - DNA