baranbio - La tranquilidad rodea al autobús del BMC en la inestable mañana de Markina. Nairo Quintana y sus incansables seguidores colombianos, Alberto Contador y sus fieles, que se cuentan por decenas, y el majestuoso Sky, con Mikel Landa a la cabeza, alborotan la zona de aparcamiento. Se avecina tormenta. Mientras los chavales del pueblo aprovechan la ocasión, casi única, para conseguir autógrafos de ciclistas que para muchos son anónimos y a quienes con su inocencia no dudan en preguntar por su nombre, Samuel Sánchez pasa totalmente desapercibido. Son las 12.15 horas, apenas restan 25 minutos para que arranque la segunda etapa de la Vuelta al País Vasco, la de las impresionantes rampas de Garrastatxu, y el ovetense baja de la casa rodante. En ese mismo instante se acaba la tregua dada por la lluvia y Samu corre a resguardarse bajo un paraguas. Echa una mirada al cielo y lamenta la que se les avecina: “Toca abrigarse”. Mientras cubre su fino cuerpo con un maillot más grueso que el habitual, asiente con la cabeza y contesta confiado. “Estoy bien”. Tanto, que acabó cuarto en la ermita de Baranbio, donde ganó Mikel Landa. Eso sí, tras cruzar la meta confesó que le sobraron 150 metros: “Iba fundido”. La Itzulia, donde Samuel Sánchez dejó para el recuerdo su fantástica victoria final en la edición de 2012, es territorio para valientes, para tipos como Contador, Nairo, Landa, Purito y compañía, y por supuesto que también para él. El ovetense que se convirtió en el buque insignia de Euskaltel-Euskadi. Ahora, convertido en un veterano de 38 que sigue disfrutando sobre la bici igual que el primer día, dice que va “etapa a etapa”. Por la mañana, sus palabras descartan casi por completo que vaya a poder con los mejores, quizá porque las rampas de Garrastatxu son excesivamente duras para sus cargadas piernas; por la tarde, se coló en la fiesta de su excompañero. Cuarto en la línea de meta, donde nadie le esperaba tan pronto, dice que “sería muy difícil” repetir por cuarta vez victoria en Arrate, en su santuario particular. Insistió una vez más en que en el ciclismo de hoy en día “todo el mundo se cuida más, no se deja nada al azar y el nivel medio de los corredores ha aumentado”. Pero visto su rendimiento de ayer, que nadie lo descarte.

El frío y los intensos aguaceros con los que se encontró el pelotón en el camino entre Markina y Baranbio debilitaron a muchos corredores, que sufrieron más de lo inicialmente previsto para llegar a meta. “Ha sido una etapa dura, muy dura”, admitió Samuel Sánchez a la conclusión de la etapa. “El frió, la lluvia... en definitiva, las inclemencias meteorológicas nos han hecho mucho daño y había muchos nervios en la carrera, lo que aún ha hecho que sea más difícil”, añadió.

halagos a landa Cuestionado acerca de la victoria de Mikel Landa, con quien compartió equipo en los últimos años de Euskaltel, el ovetense no pudo contener su alegría. “Me alegro mucho por él. Ha estado súper. Ganar en casa es lo más bonito que le puede pasar a un euskaldun. Le va a venir muy bien para su confianza personal y también al equipo, que ha depositado mucha confianza en él. Va para figura, ha ganado a los gallos en su sexto día de competición y está demostrando lo que apuntaba hace unos años”, declaró.