BERGARA- Desvela Beñat Rezusta que habrá movimiento para la final del Parejas de Primera del sábado en el Bizkaia de Bilbao. Desde Bergara irán muchos vecinos a ver a su paisano compartir gerriko con Juan Martínez de Irujo ante Olaizola II-Urrutikoetxea. ¡Quién se le hubiera dicho al zurdo! Su debut se fraguó de golpe, cuando en Aspe se encontraron con un manista distinto, pero con una potencia espectacular: usted. Debutó en junio de 2013.
¿Hace tres años se imaginaba en esta situación?
-Ni se me pasaba por la cabeza. Pero en este curso, al inicio del campeonato, como juegas con Irujo ya aspiras a estar bastante arriba. Está claro que yo tengo que hacer mi trabajo. Juan y Aimar Olaizola suelen andar bien. El primer objetivo era llegar a semifinales. Lo conseguimos rápido. Después, cuando llegas a ese punto, quieres más. Nos ha costado funcionar en semifinales: perdimos el primero, pero ganamos los siguientes. El último fue bueno.
Todo el mundo sabe a qué nivel suele estar Martínez de Irujo en este tipo de campeonatos, pero quizás era más incógnita cómo iba a desempeñarse usted. No obstante, el año pasado con Retegi Bi, ganó seis duelos. ¿Ha notado una presión distinta sobre sus hombros?
-En parte, sí. En el último partido, por lo que leí o escuché, la gente tenía dudas. Hablaban de los nervios de Rezusta, que había que ver cómo respondía? Yo siempre he andado con confianza y siempre miro qué hago durante la semana. Entrené a gusto. Las sensaciones eran buenas. El día del partido estaba bien y se vio.
Con lo cual, las dudas acerca de su templanza están solucionadas, ¿no?
-A cualquiera le puede pasar que un día tenga mal cuerpo o esté nervioso. Me puede pasar a mí o a Irujo o a quién sea. Yo ahora estoy con la confianza de que me encuentro bien y quiero salir tranquilo a la cancha a dar lo mío.
¿Cuál es la valoración que hace de su campeonato?
-Está claro que cuando uno llega a la final no piensa en el campeonato que ha hecho. Solo piensas en ganar y en la txapela. Sé que si pierdo, pasaré días malos, pero pensándolo bien sé que he hecho buenos partidos y un buen Parejas.
El año pasado tuvo que suspender algún partido por problemas de manos, pero esta vez, no.
-Llevo varios meses muy bien. Ya desde antes del campeonato. Es importante que los partidos han sido cortos. Cuatro o cinco no han llegado a los 300 y eso se nota. Si todos son de 600 o 700, habría sido distinto. Ahora estoy bien. Apenas he tenido problemas.
También se pone el foco en que se trata de un zaguero zurdo, que ha sido una etiqueta que le ha acompañado desde que debutó. ¿Se ha sentido observado por eso?
-Estoy acostumbrado. Eso es de siempre, desde pequeño. Me decían que zaguero y zurdo no podía ser, que en la historia solo había habido dos o tres -Gereñu, Azpitarte o el berriztarra Milikua son de los pocos ejemplos que asoman-, pero, por esa parte, mi entrenadora, Reyes Azkoitia, siempre me dijo que el objetivo no estaba en llegar a profesionales, que hiciera lo que me gustaba. Siempre me sentí cómodo atrás, aunque jugué de delantero. Estoy acostumbrado a oír esos comentarios, pero no me quitan el sueño.
En los entrenamientos, de hecho, practica con la derecha, pero en los partidos casi exclusivamente usa la zurda. De ahí surgen dudas por si se le mete una pelota en la mano buena.
-Yo tengo claro que si en un partido me entra una pelota, lo tengo peor que otros. Por eso cuido las manos toda la semana, con masaje y hielo. Espero que no suceda en la final.
También hemos podido observar que ha evolucionado con la derecha.
-Sin duda, poco a poco voy aprendiendo. Pero me falta un montón. En los entrenamientos me voy encontrando a gusto. Hay pelotas que prefiero darle con la derecha, pero hay momentos de partido en los que no lo planteas. En un ensayo no me importa fallarlas, pero en un partido, sí. Tampoco haré milagros cuando mejore, pero, así, puedo darle descanso a la zurda. Tengo que coger confianza con tiempo. Habrá partidos para meter la derecha que no sean de campeonato. Espero ir sumando poco a poco.
¿Hace hincapié en ello con Jokin Etxaniz?
-Siempre me intenta corregir, tanto con la derecha como con la izquierda.
Igual en algún momento su golpeo con la derecha parece más heterodoxo que el de zurda.
-Sí. Hay cosas que hago más cómodo con la derecha, pero a la hora de la verdad no. Además, uso menos taco y meter la mano es más fácil. Lo importante para mí es ir aprendiendo y poco a poco usar las dos.
Le preguntaba si hace un par de años se imaginaba esto, pero la realidad es que ni se imaginaba que iba a debutar.
-Tenía un montón de dudas. Siempre he dicho que yo estaba acostumbrado a pelota lenta, tranquila y estaba con dudas de cómo respondería yo y cómo me responderían las manos. Eso, a base de entrenamientos, lo coges. Me costaba ponerme a la pelota y hoy en día me cuesta. Aun así, visto todo, es difícil que las cosas me hubieran salido mejor. Estoy con ilusión de seguir y aprender.
Los cuatro mejores pelotaris del Parejas, en la final. ¿La final soñada?
-Con estar yo, me vale. Tanto Urruti como yo hemos hecho buen campeonato, pero es más fácil jugar con Juan o con Aimar que con otros. Ayudan un montón, cubren y quitan la pelota mala. Yo estoy encantado con el papel que he hecho. Nos queda la guinda del pastel.
El palmarés de Martínez de Irujo lo dice todo: siete finales con seis zagueros distintos y cinco txapelas, con cuatro compañeros diferentes. ¿Qué aporta Juan a la pareja?
-De fuera, parece que termina tantos, pero hay cosas que no se ven tanto.
El trabajo sucio.
-Eso es. Quita las pelotas malas y deja que el zaguero siga fresco. Muchas veces decimos que el zaguero ha gozado o no, pero es más fácil hacerlo cuando no llevas diez o quince pelotazos en un tanto. Se agradece también que, cuando le das un buen zurdazo, el delantero te termine. Ves que tu trabajo vale para algo. Está claro que por algo tiene tantas finales en todas las modalidades. Cada año está en dos o tres finales.
Sobre todo, uno de los factores diferenciales de Juan reside en su capacidad de dar unos pasos para atrás y cambiar el rumbo del partido de aire, ¿no?
-Eso es. Tiene gran potencial. A bote también puede ponerla lejos con las dos manos. Aimar, por otro lado, tiene otras cosas. Marcando el gancho, para mí, es el mejor. El poder de Juan de aire, cómo pone la pelota lejos con la izquierda desde el txoko? le hacen especial. Son los dos mejores.
Se la jugaron en el partido del Ogueta ante Oinatz-Untoria e Irujo tomó el mando. ¿Le ayudó a tranquilizarse?
-Le vi mejor que en otros partidos. Otras veces hemos ganado con trabajo, pero en Gasteiz le vi mejor en muchas cosas. Con la volea de derecha, en algunos partidos no le daba tanta velocidad, el otro día le dio pelotazos buenos, dio mucha velocidad al principio y enseñó un buen gancho.
¿Cómo ve a los adversarios: Olaizola II-Urrutikoetxea?
-Ahora mismo es complicado ganarles. Desde el principio era una pareja muy fuerte, pero aparte han ido hacia arriba. Han aprendido a jugar como pareja. Era normal que Urruti cuando empezó no supiera colocarse, pero últimamente se pone de aire, hay muchas pelotas que va para adelante y los dos están muy cerca del frontis. Con lo que defienden, es muy difícil encontrar huecos. Se ponen uno en el cinco y otro en el ancho y lo tapan todo. Nosotros tenemos que intentar abrir huecos y poner a Urruti lo más lejos posible.
¿Favoritos?
-Ellos. Sobre todo, estos últimos partidos han ganado fácil. Han demostrado que tienen pocos fallos y que es difícil hacerles el tanto. Aimar termina, Urruti busca la jugada y es complicado vencerles.
Han mostrado en semifinales que les quedaba una marcha más, ¿no cree?
-Al principio del campeonato se decía que eran una pareja dura, que ganaban partidos con 600 o 700 pelotazos. Los últimos tres, con 300. Están jugando más fácil o más agresivo. A la mínima, acaban el tanto.
¿Cómo lidia con las críticas?
-Está claro que te tienes que acostumbrar. Es difícil gustarles a todos. Hay opiniones. Si juegas mal, la prensa tiene que darle bombo a algo. Estamos expuestos a eso. Cuando estás bien, no te puedes creerlo todo, ni al revés. No hay que hacer mucho caso de las críticas.
Estos están siendo sus partidos más importantes, ¿cuál ha sido el más emocional de su carrera?
-He tenido la oportunidad de jugar las finales de Segunda, pero este último mes está siendo impresionante. Jugar la final es la hostia, pero los partidos anteriores los estoy disfrutando mucho. Unas semifinales en Primera son algo grande.
¿Le han dado algún consejo que le haya cuajado?
-Me dijeron que lo cogiera con tranquilidad, que tuviera paciencia, porque iba a sufrir. Tenía que ir aprendiendo.
Pasando a un plano más personal, ¿qué deportes sigue además de pelota a mano?
-Todos me gustan. Yo, además, jugué a fútbol en Bergara y de pequeño he hecho de todo. Sigo con los amigos los partidos de fútbol y a alguno que juega le vamos a ver. De chaval, jugaba en el medio, en la izquierda, pero en los últimos años me pusieron de delantero. Algún año marcaba más goles y otro, menos. Además, hay dos ciclistas en la cuadrilla: Mikel Aristi, que está en el Delko Marseille, y Eneko Lizarralde, del Murias. A veces, sigo las carreras, pero tampoco entiendo mucho.
Ahora no está estudiando, ¿no?
-Justo antes de debutar había acabado un módulo de mecanizado y por ahora no estoy haciendo otra cosa. Estoy centrado en la pelota. Si no estoy entrenando, suelo ir al monte, a Elosua, o a estar con los amigos. No hago nada distinto. He pensado en estudiar alguna otra cosa, pero por ahora no lo he hecho.
¿Alguna rutina para la final del sábado?
-Nada raro. Daré una vuelta y sobre todo me cuidaré con la comida. Los días de partido siempre como pasta y no me gusta pasarme con la cantidad. A veces, cuando ha sido así, me he sentido muy pesado.