vitoria - Con la nariz por bandera y los ojos perdidos entre esos pequeños placeres que son los chuchitos de la Pastelería Sosoaga, Sergio Alzola Sáenz desvela en esta charla algunas de las claves que, a su juicio, son necesarias para ejercer con garantías la función de capitán y liderar grupos a veces tan distintos.
¿Empezamos por el principio... Quién es Sergio Alzola?
-Alzola es una persona sencilla, humilde, dispuesto a ayudar a cualquiera que lo necesite, deportista y amigo de sus amigos.
Lo de la nariz de payaso de la foto... ¿Es para hacernos una idea?
-(Risas). Es una mezcla entre lo bromista que soy en la vida y un gesto que hago en el vestuario. ¿A quién no le provoca una sonrisa una nariz de payaso?
¿Cómo le trata la vida?
-No me puedo quejar. En lo personal me va muy bien y en lo laboral también, sólo espero que en lo deportivo acabe bien esta temporada. Y en lo que respecta a la salud, los compañeros no paran de decirme lo bien que aguanta mi cuerpo para lo viejo que soy (risas).
¿Y cómo se la gana, a qué se dedica?
-Soy ajustador de moldes de fundición en Uribesalgo desde hace casi nueve años. Y al margen de eso echo una mano en el Aurrera entrenando a un grupo de niños de entre siete y ocho en la escuela.
¿Le hubiera gustado dedicarse a otra cosa?
-Supongo que futbolista, aunque estoy encantado de hacer lo que hago, no me puedo quejar. Me dan facilidades para compaginar con el fútbol y tengo muy buenos compañeros.
¿Recuerda cuándo ganó su primer sueldo y cuánto fue?
-Sólo recuerdo que fue en el Festival de Juegos que organizaba el Ayuntamiento en las calles de Vitoria, pero no recuerdo el sueldo así que mucho no sería (risas).
¿Y en qué se lo gastó?
- Buf, buena pregunta. Supongo que en algún vicio y en una juerga con mi cuadrilla.
No es usted de caprichos... ¿O sí?
-No, nunca lo he sido. He sido muy sencillo en ese aspecto.
Pero le gustan los puzzles, nos dicen...
- Sí, es verdad, desde pequeño me han gustado mucho, me relajan muchísimo y como soy muy detallista y observador, se me dan bien.
¿Cuál es el más bestia, el más grande que ha montado?
-De 3.000 piezas habré hecho más de diez puzzles, pero tengo pendiente uno de 5.000 en el trastero, aunque necesito espacio para montarlo y en casa no lo tengo... (risas).
¿Y aprende alguna lección para aplicar luego en el vestuario...?
-Supongo que ser observador y la paciencia son necesarios para enseñar a los jóvenes y saber llevar un grupo, una de las tareas más difíciles de un capitán.
Lleva toda la vida detrás de un balón pero no me diga que no tiene nada más ahí dentro, ¿qué hay más allá del fútbol?
-Más allá del fútbol sólo veo los amigos que he conseguido en todos los equipos en los que he jugado, así que me quedo con eso. Por ejemplo, mi relación con mis compañeros Alex Casado y Josu Goñi es de prácticamente hermanos y eso es lo que hay más allá de darle patadas a un balón.
Si le pido tres referentes deportivos, ¿cuáles elegiría y por qué?
-Xavi Hernández (exjugador del Barça), por su elegancia y saber estar dentro y fuera del campo. Sergio Ezpeleta, el entrenador referencia en mi carrera. Gracias a él aprendí lo difícil de convivir en el banquillo para luego saber valorar la titularidad. Y eso que casi dejo el fútbol en juveniles por él, siempre se lo digo (risas). Y por último, mi familia, que siempre va a mis partidos y son una de mis motivaciones para seguir jugando. Sin su apoyo seguramente no seguiría jugando al fútbol.
¿Se iría con ellos de pintxo pote?
-¡Por supuesto! Sería un auténtico placer. Les llevaría a Zabalgana a tomar desde unas croquetas de queso y mango en el OM a un muslo de pollo con soja y miel.
¿Por qué es usted tan maniático?
-No me considero muy maniático, pero sí es verdad que tengo alguna que otra cosilla como salir el último a jugar o hacer un ejercicio extra en el calentamiento de los partidos.
¿Y por qué lleva el brazalete de capitán?
-El año pasado fui elegido como tercer capitán, supongo que por veteranía, y este año sólo seguimos Diego y yo, pero como él es portero el equipo decidió que fuese yo. He tenido la suerte de ser capitán en todos los clubes en los que he jugado, así que supongo que no lo hará muy mal, ¿no?
Háblenos de ese tercer tiempo que sus compañeros y usted llevan a cabo en el Arkatza tras los partidos...
-Y tras la mayoría de entrenamientos, ¿eh? (risas). Después de tantos años viajando para entrenar y llegar tarde a casa, ahora que jugamos cerca de casa se nos hace raro llegar pronto a casa y nos relajamos allí tomando unas cervezas y comentar los entrenamientos y partidos. Como decimos en el vestuario, hacemos terapia en aquella barra.
¿Se vería como concejal de Deportes en un ayuntamiento como el de Vitoria?
-Eso son palabras mayores. No me veo yo...
Y como actor protagonista... ¿En qué peli?
-Ahí sí, y sería en alguna comedia como mucho, pero en un papel secundario.
Su sueño frustrado en la vida...
-Estoy muy contento con mi vida, sólo tengo la espinita clavada de no haberme ido a jugar a un equipo de Alicante cuando tenía 23 años. Me hubiese gustado vivir esa experiencia.
¿Qué dos cosas, o las que quiera, debe cumplir un capitán en un vestuario?
- Ganarse el respeto de los compañeros tras demostrar respeto por ellos y ayudarles en lo que necesiten, tanto dentro como fuera del campo y conseguir hacer buen grupo humano en el vestuario. Eso es clave.
El mejor capitán que jamás ha visto o tenido en un vestuario, ¿quién fue?
Txejo, ahora jugador del Haro, en el Leioa, por su sinceridad en las buenas y en las malas y con Manu en el Arenas, uno de los mejores compañeros que he tenido en un vestuario. Los dos serán amigos para toda la vida.
¿Es usted más de Pujol o de Casillas?
- No sabría contestar, pero supongo que una mezcla de los dos estaría bien. Han sido referentes en sus clubes y luego juntos en la selección han sabido adaptarse.
Defíname a Messi y a Cristiano.
- Los dos son únicos, de eso no tengo ninguna duda. La diferencia es que Messi es técnicamente inigualable y muy desequilibrante en el uno contra uno y Cristiano basa todo su potencial en su portento físico. Sin duda que quienes ganamos somos los amantes del fútbol con el pique deportivo que hay entre los dos. Llevan el gol en la sangre.
Y terminamos. Le dejo la última pregunta para que diga cuándo tiene previsto colgar las botas...
- Sinceramente ahora mismo veo ese momento muy lejos, me encuentro muy bien físicamente y mientras mi cuerpo y mi ritmo de vida aguanten seguiré jugando al máximo nivel que pueda. Ahora bien, que el tiempo decida.