BILBAO - Recuerda Juan Martínez de Irujo (Ibero, 1981) que fue pegado a Oskar Lasa, en 2004, cuando abrió “la lata”. Fue el zaguero de Etxarri-Aranatz, un tipo duro, rocoso, peleón, de los que llevaba la competición en la sangre, quien le aupó por entonces en el Parejas. El delantero de Ibero, debutado apenas unos meses antes, con el inicio del verano de 2003 en el Labrit de Iruñea, puro fuego, dentro y fuera, amanecía en su primer torneo de binomios y desde la gerencia deportiva de Aspe se le ató a un purasangre. De Oskar Lasa destaca siempre Juan la experiencia que le aportó. Por su parte, el etxarriarra analiza del manista de Ibero, hoy una estrella y entonces un descubrimiento, que “era el primer campeonato de Juan y el gallo era yo. Ya entonces se veía lo que iba a ser, se veía que iba para figura. Entonces era mediocrack y ahora es lo que es: un número 1. Deportivamente, ha madurado en el juego. Antes quizás era más agresivo. Ahora, siendo también agresivo, aguanta más y no arriesga tanto. Ha madurado”. Aquel 14 de marzo, en el Atano III de Donostia, a Juan le pudo la situación y “no me enteré de nada”. Después, llegó la leyenda: trece txapelas, empatado con Aimar Olaizola, 23 finales y dos años estelares (2006 y 2014) en los que ganó todo.

Así, con la final del próximo sábado en el Bizkaia de Bilbao ante Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea, jugará su séptima final de la especialidad, siendo víctima solo en la primera, con Lasa III; con seis zagueros distintos y cinco txapelas. Si vence en el emplazamiento de Miribilla, se coronará como el pelotari con más entorchados en la historia de la pelota a mano, superando a dos históricos como Antton Maiz (cinco txapelas con cuatro delanteros diferentes en siete finales) y Julián Retegi (cinco txapelas con tres zagueros distintos en siete finales). De hecho, de los pelotaris que siguen en activo, solamente Olaizola II, con dos cetros, es el único que suma más de uno. “Es algo que no me quita el sueño”, admite.

Juan Martínez de Irujo, no obstante, siempre se ha amarrado a compañeros bien dispares desde que emergiera con Lasa, con quien eliminó en semifinales a la pareja mágica que formaban Aimar y Rubén Beloki, y con todos ha mezclado. Fernando Goñi, trotón y competidor hasta el tuétano le impulsó en 2005 y 2009, con una txapela que se forjó con una escapada del de Zubiri en el 21 iguales; Peio Martínez de Eulate, zaguero solvente (2006); José Javier Zabaleta, pura dinamita (2013); Abel Barriola, un seguro de vida (2014), y Beñat Rezusta, un zurdo (2016), han cuajado con el de Ibero. También con manistas como Mikel Beroiz o David Merino llegó a semifinales con una imagen buena. “Intento hacer todo lo que puedo en la cancha. Si le va bien al compañero, me va bien a mí. Está entre los dos hacerlo lo mejor posible. Doy consejos, pero me gusta también recibirlos”, afirma el puntillero de Aspe, santo y seña de la empresa, que reitera que “el secreto de sumar con casi todos los compañeros es dar todo lo que tengo. En Parejas juegas los dos, hay que tratar de acoplarse. Es la única opción”. “Llevo siete finales con seis zagueros distintos y a eso le doy mérito. Es señal de que he sabido adaptarme a los compañeros y ellos a mí. Pero, por otro lado, hoy en día, no te puedes quejar. Cualquier zaguero de Aspe que está en el campeonato es de garantías”, argumenta Martínez de Irujo. Por otro lado, cuestionado Peio Martínez de Eulate sobre la capacidad de Juan de sumar, sostiene que “mucha gente puede pensar que es muy alocado, pero es muy concienzudo. Está muy concentrado en todo. Prepara bien los partidos, las elecciones, y todo lo que implica el partido. Es muy profesional”. La clave del éxito: la solidaridad, el trabajo sin bandera que ilumina las cualidades de los zagueros y tapa sus carencias. Discípulo de Stajánov, el minero soviético de las 102 toneladas.

Al echar un vistazo a la trayectoria vital en el Parejas de los dos finalistas de Aspe, hay un campeonato casi limpio de derrotas: solo dos y contra los finalistas. Pero, sostiene el pelotari de Ibero que “no ha sido fácil acoplarnos. No había jugado mucho con Beñat Rezusta. Un zaguero zurdo es atípico. Se me olvidaban las pelotas que iban a la derecha, que tenía que ayudarle”. Y el de Bergara, aunque poco a poco va explorando nuevos aires con la diestra, es zurdo cerrado. Ahí encontró extrañeza el pelotari de la operadora de Eibar, porque no era algo a lo que estaba acostumbrado. Eso sí, en la zurda, el pelotari que puede devolver a Gipuzkoa una txapela de Primera después de ocho años de sequía, tiene un misil. Las pelotas vivas le salen como un cañón. “Creo que hemos hecho un campeonato muy bueno. Particularmente, nos hemos acoplado muy bien como dueto. Hemos ido sacando partidos y nos hemos metido en la final. Podemos ganarla”, dice Irujo, quien agrega que “al final, entre los dos hemos sumado, por eso nos hemos clasificado”. En el epílogo, con ciertos apuros, pero con un triunfo espectacular ante Oinatz Bengoetxea y Álvaro Untoria. Martínez de Irujo dice que su inicio en Gasteiz, genial en la comandancia, descargando a Rezusta, no hubo nada planeado. “El 0-4 nos dio alas, pero surgió así. Oinatz Bengoetxea no me podía quitar y me venía la pelota al gancho y tenía que aprovechar. Unos días entran, otros no. Lo que teníamos por delante era jugar una final y teníamos que aprovechar. Siempre vas con una estrategia, más o menos, pero a veces no sale. Intentas jugar bien, para ganar, y el día decisivo lo hicimos. Quedamos satisfechos. Así tenemos que jugar el sábado”, analiza.

UNA PIEDRA DIFÍCIL “Con ganas” de que llegue el encuentro por el cetro de Parejas, Martínez de Irujo, que ayer realizó su primer entrenamiento con Rezusta en la cancha bilbaina, asevera que “Aimar y Urruti son dos números 1. Les han juntado de pareja y el juego que han demostrado ha sorprendido a todo el mundo. En este último mes, sobre todo, parecen intocables”, desliza el puntillero de Ibero, quien fue una de las víctimas del dueto de Asegarce. “El juego que han demostrado ha sido una pasada”, apunta. Han aumentado la carga de agresividad y se han sabido dosificar. “Esto es largo, son dos pelotaris con experiencia y nadie tenía dudas de que iban a sumar. Quizás al principio anduvieron más irregulares, pero están en gran punto”, advierte Juan, quien llega “sin pegas” al envite, con “molestias” pero “como todos”.

Sobre el viaje de Mikel Urrutikoetxea con rumbo a los cuadros traseros, manifiesta el de Ibero que “para un delantero jugar de zaguero no es nada fácil. Ver cómo ha aguantado Mikel sin hacer un partido malo es sorprendente. Prácticamente, nunca había jugado ahí. El Parejas es exigente y es algo casi imposible. Igual ha andado más justo Olaizola, pero se han clasificado de forma brillante para la final. También es más fácil jugar con Aimar”. Y, el puntillero, no evita ponerse en su lugar. Él no rechazaría la experiencia: “No me importaría probarme de zaguero. Al final, salir de la monotonía está bien. Cuando voy al trinkete, lo hago a gusto, porque desconecto. Pero salir de zaguero en un campeonato como este son palabras mayores”.

Sin embargo, la realidad es que se encontrarán con el único binomio que les ha ganado, y dos veces. La última, en semifinales, con solvencia inusitada. Son favoritos los colorados. “La teoría para ganarles es muy fácil: castigar atrás, machacar a Urruti y, cuando coja pelota adelante yo, terminar. Luego, la práctica no lo es tanto”, declara el buque insignia de Aspe. La defensa de Urrutikoetxea de volea, por su parte, tampoco le obsesiona: “Si Mikel se pone del cinco de aire, es señal de que estamos dominando”. El Bizkaia, además, les beneficia porque “a Urruti le va como anillo al dedo, después Aimar apuntilla de lejos. Será complicado ganar”.

“NO TENGO ANSIEDAD” Después de ganar todo en 2014, el curso pasado no consiguió txapelas Martínez de Irujo. Con la final del sábado puede recuperar la esencia del triunfo. Aun así, “no hay ansiedad”. “Tengo ganas de jugar bien y, si se gana, mejor. Si no, tocará esperar al año que viene. Por ese lado, no tengo ninguna ansiedad. Jugar finales es complicado. Estar arriba es duro”, afirma el navarro, quien valora que “está claro que una final es a un partido y se puede ganar o perder. En el momento de jugar la final, si ganamos, estaré contento; si no, estaré supercabreado. Es un tren que se escapa y es de los cuesta coger. Al final, este tipo de partidos son para ganarlos, por mucho que hayas jugado bien el campeonato. Lo tenemos muy complicado, pero saldremos a por todas”. Mientras tanto, el padrino de lujo de la operadora de Eibar, que da alas a los compañeros, foguea a Rezusta y le da un consejo: “Que disfrute y que se abstenga del rollo que hay alrededor de las finales”.

Apunta Martínez de Irujo que con Oskar Lasa “abrí la lata de los campeonatos”. “Él era la voz de la experiencia”, dice el pelotari de Ibero. Juntos, en 2004, en el primer torneo en Primera, Irujo alcanzó la final, que perdió ante Titín III-Goñi III por 22-10 en el repleto Atano III de Donostia.

El año siguiente tuvo la oportunidad Juan de compartir gerriko con el pelotari que le había tumbado. Irujo ya era campeón del Manomanista de Primera. “Con Fernando he aprendido mucho”, sostiene el delantero de Ibero. En 2005 se llevaron la txapela ante Oinatz Bengoetxea y Rubén Beloki por 22-12 . Volvieron a repetir título en 2009, ante Aimar Olaizola y Oier Mendizabal, a los que ganaron 22-21 por una escapada del de Zubiri que está clavada en la retina del gran público.

Repitió cetro Martínez de Irujo en 2006 y fue el primer cimiento de la Triple Corona, que ganó ese año de corrido. Mezcló con Peio Martínez de Eulate, “un gran compañero dentro y fuera del frontón”. Doblegaron en la final del Ogueta de Gasteiz a Aimar Olaizola y Oier Zearra, a los que dejaron en once.

En 2013 volvió por sus fueros el pelotari de Ibero y cuajó un gran torneo, embolsándose la txapela en el Bizkaia de Bilbao junto a José Javier Zabaleta, “un zaguero explosivo”. Aquel Parejas lo dominaron de cabo a rabo, pero la final no se terminó al lesionarse Pablo Berasaluze con el 4-5.

Quizás desde 2012 se le quedó a Juan la espinita de no haber funcionado con Abel Barriola. Pudieron darle la vuelta en 2014. “El leitzarra es todo garantía y seguridad”, concreta el iberoarra. En la final, se midieron a Aimar Olaizola y Andoni Aretxabaleta, a los que superaron por 13-22.

Dice Juan Martínez de Irujo que Beñat es un pelotari “noble”, pero también que es “raro, en el buen sentido de la palabra”. Juntos han formado un dueto letal por la potencia mostrada en todas las facetas del juego. Se encontrarán con Aimar Olaizola y Mikel Urrutikoetxea, los únicos que les han dado caza en una fase de cuartos impecable.